Un día libre

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Lo mejor de haber tenido que pedir el día en su trabajo, a su parecer, era el no tener que enfrentar a James.
Era difícil el sólo imaginárselo, las nuevas aclaraciones le pedían que lo aclarara también con él, pero... ¿para qué? ¿Para que la situación empeorara?

Siguió conduciendo, viendo al copiloto hecho todavía un manojo de nervios por estar a su lado. Entonces no era Logan el único que podía sentir la tensión ahí. Finalmente se detuvo frente al hospital donde trabajaba Derek, salió de su lado del auto y caminó a abrir la otra puerta.

El esclavo estaba asustado con sólo ver al amo ahí frente a él. Sentía miedo desde en la mañana, cuando al desayunar le ordenó que se "arreglara para salir". Ahora, frente a un hospital, no podría estar peor.
-Amo... - Susurró.

- ¿Qué esperas? –Le preguntó con sincera curiosidad. Hasta que cayó en la cuenta, suspiró. – No te van a hacer nada malo, ven.

El otro lo vio con sorpresa. La voz de Logan no había sido dulce, muchos menos paciente, pero era significativamente menos despectiva que la que comúnmente utilizaba con él. Aun así, titubeó al quitarse el cinturón y obedecerle. La mano del amo se entrelazó con la del esclavo, obteniendo un estremecimiento de sorpresa por parte del último.

Logan notó el miedo del menor; sus dedos parecían debatirse entre afianzar el agarre que tenían o huir del contacto, aunque a él no le extrañaba que reaccionara de ese modo, el hospital estaba lleno de personas y su esclavo apenas había salido de la casa en una ocasión... aquella vez en que él al descubrir lo del embarazo, y la pequeña escena ocurrida cuando trató de hacer que abortara.
Suspiró, entrelazando esos dedos con los suyos, ¿por qué ahora era tan complicado recordar eso sin querer llamarse a sí mismo "hijo de puta"?

Derek se sorprendió cuando los dos muchachos entraron a su consultorio justo a tiempo. El castaño soltó al rubio, quien mantenía como siempre la vista agachada, posiblemente esperando las indicaciones de "su amo".
Estaba por pedirle al chico que se recostara para hacer un acopio de los nuevos daños, cuando el castaño se le acercó para pedirle una cosa en voz baja.

El doctor lo miraba como si acabara de pedirle algo ilegal, y por un segundo, Logan en realidad lo creyó, hasta que vio la pequeña sonrisa en la cara del mayor, que asintió a la petición.
-¿Puedo preguntar por qué quieres hacer eso? – Preguntó Derek, viendo al castaño pasear la mirada por el consultorio, como si la respuesta estuviese en los estantes o en los libros.

Logan se encogió de hombros. – Bueno... seis meses ya son tiempo suficiente, ¿no? – Decidió decirle, sin poder evitar el decirlo a la defensiva.

Derek le dio una media sonrisa. – Es suficiente, sí.

El rubio los escuchaba con la respiración acelerada. ¿Suficiente? ¿Suficiente qué? ¿Para qué? El estar en ese lugar, con todos esos instrumentos que él desconocía tampoco ayudaba en nada con sus nervios. Sus ojos se fijaron en su bebé, del que se aferró como solía hacerlo al temer por su bien... no, para él seis meses no eran suficientes para absolutamente nada.

Observó cómo el doctor presionaba un botón, pidiendo personal pero sin entender el resto de las indicaciones, por más que veía a su amo, este tampoco le decía nada, estaba muy ocupado con los carteles que había en el consultorio.
Minutos después llegó una mujer con una máquina bastante extraña y unos frascos. Tembló.

Logan veía con suma atención aquel cartel que hablaba del desarrollo del feto, preguntándose si es que "esa cosa" se vería así en ese momento. Y de ser así, ¿cómo habría siquiera pensado en matarla? En ese cartel el feto se veía tan... indefenso...
Se tensó al sentir que alguien se aferraba a su espalda, percibiendo los temblores de parte del chico que no le soltaba, haciendo que lo pudiese reconocer al instante.

¿Tu dolor o el mío?Where stories live. Discover now