Tranquilidad

132 9 16
                                    


Tranquilidad es una palabra larga y que puede hacerte sentir más relajado cuando la escuchas.
Es una palabra que, pues, puede llegar a cumplir su cometido.

Aquel mes eso había sido, tranquilo, con tan pocas variables y con tantos detalles que al esclavo no dejaban de sorprenderlo y al amo no dejaban de hacerle ver lo equivocado que había estado anteriormente con el otro.

Tranquilidad era una palabra hermosa si a ella le agregaban los días que habían invertido viendo cosas para bebé, con la consulta de Derek y las pesadillas que se iban cuando al despertar se encontraban ambos enredados con la cercanía que de alguna manera alejaba el miedo con el que se despertaban.

Sí, tranquilidad era una buena palabra, pero sólo era eso. Una palabra, y Logan estaba consciente de que en la vida real, y más específicamente, en su vida, tranquilidad era apenas un espejismo al que no le quedaba mucho tiempo.

7:30 a.m.

No sabían cuánto llevaban así, Emett sentía la mano de su amo pasearse por su espalda con suavidad desde que le había despertado por una pesadilla, en ese momento la única luz que se metía por la ventana era la de las farolas de la calle, y ahora también lo hacían los tímidos rayos de sol mañanero. No habían cruzado palabra alguna después de un rato, al caer en la cuenta de que su pesadilla trataba de Logan, y este en lugar de molestarse había asentido, acunándole ahí.

Una sensación así no debería existir en casos como ese, pero eso a su amo no parecía estarle molestando.

-¿Mejor? – Preguntó Logan en voz baja. El nudo que había en su garganta y en la boca del estómago no se iba, pero sabía que no se iría mientras siguiera viendo esos moretones ya inexistentes en la cara de Emett pero eternos en su espalda y mente.

Emett asintió suavemente, pegado como estaba, sin atreverse a levantar la cabeza por vergüenza. Logan suspiró, separando de a poco el cuerpo ya relajado de su esclavo y, antes de que se volviera a tensar, se sentó en la cama y lo acomodó mejor, dándole un beso prosiguió por secar las nuevas lágrimas. - ¿Seguro?

El rubio asintió una vez más, sonriendo levemente en respuesta a esos mimos. La pesadilla bien se podría disipar estando bajo los nuevos cuidados de su amo. Aquel pensamiento le era raro, pero se había vuelto más y más fuerte a medida en que pasaba el tiempo, creciendo y sacando raíces que se encajaban en su pecho.

Alguien que es cuidado así no debería soñar con otros tiempos, ¿verdad?

-De acuerdo. – Logan optaba por no presionarle. Había notado que los gestos sutiles eran a los que el esclavo respondía mejor. Sin soltar del todo el abrazo buscó su teléfono para fijarse en la hora, maldijo por lo bajo. – Tengo que ir a trabajar.

-Cierto. – Hizo por levantarse para ir a preparar el desayuno, a sabiendas de que, por muy olvidado que fuese a estar el trato, esa seguía siendo su obligación. Ni bien se separó de su amo este le tomó por los hombros. – T-tengo que...

-Ni hablar – Negó Logan, acomodándole de vuelta de la cama y levantándose. Sus músculos habían estado tensos por la postura que hizo todas esas horas, ignoró la sensación todo lo que podía frente al esclavo, quien aún no le quitaba los ojos de encima. – Tú no has dormido nada. Duerme un poco y luego haces lo que tenías que hacer.

-S-sí... - Otra cosa de entre las que no sabía si podría acostumbrarse era a esas órdenes tan consideradas... el modo en que el amo le miraba al decirle aquellas cosas... como si realmente le importaran.

Logan salió de la habitación soltando un bostezo por el sueño. Apenas estuvo fuera del campo de visión del otro se estiró, pensando en el hecho de que quizá el esclavo podría llegar a tener hambre y debería de preparar algo.

¿Tu dolor o el mío?Where stories live. Discover now