cap 12

4.6K 222 14
                                    

Ha pasado una semana. Ha pasado una semana y no he recibido ninguna llamada, ni siquiera un mensaje de Bryan. Quizás haya preferido olvidar lo que pasó. Quizás no sintió naday solo fui otra más. Sea lo que sea, no he podido dejar de pensar en eso. Me siento mal, decepcionada. Fue el quien me dijo que volveríamos a vernos, y estoy segura de que no fui la única que sintió algo, o eso me hizo creer. Ha tenido toda una semana entera para hablarme y si no lo ha hecho ya, no va

a hacerlo. Me convenzo a mi misma de que solo fue cosa de una noche y decido olvidarme de él; total, no volveré a verlo más. O eso espero, porque esta noche habrá otra fiesta. Todos los sábados habrá una que organizarán los estudiantes de la universidad. Solo espero no coincidir con Bryan en ninguna de ellas.

—No pienses en él, Elisabeth—me mira sería Claudia.

No entiendo cómo sabía que estaba pensando en el, pero lo niego.

—No estaba pensando en él—pongo los ojos en blanco—Y no me llames así, sabes que no me gusta.

Estamos en mi habitación esperamos a que lleguen las 9. Esta vez seré yo quien lleve el coche de ida y de vuelta a casa, y así me obligaré a mi misma a no beber. No iba a hacerlo de todas maneras.

Mis amigas no pueden esperar, y antes de que llegue la hora deciden que ya es hora de marcharse. Me acomodo en mi asiento, y mis amigas se sientan en los asientos de atrás. No tengo ni idea de a donde nos dirigimos ni cómo se va, por eso Madison y Claudia me guían desde atrás.

—Es ahí—me dice Madison señalado la casa que tengo justo a la derecha.

Aparco el coche y me quedo varios minutos mirando hacia la casa. Me recuerda bastante a la fiesta en la que vi a Jake con otra chica; y me he dado cuenta de que no he pensado en él no un solo segundo. Jake ha abandonado por completo mi mente, pero ahora es Bryan la que la ocupa. Por mucho que intente evitarlo, no puedo dejar de pensar en él y en que podría encontrármelo por aquí. Mi cabeza no quiere, de ninguna manera, encontrárselo; pero mi corazón lo está deseando.

—Vamos, date prisa.

Me bajo del coche abandonando todos mis pensamientos y nos adentramos en la casa. Hay mucha gente en el jardín, con vasos en la mano y bailando al ritmo de la música; pero dentro apenas hay sitio para andar y la música me rebota en los oídos. Agarro la mano de Claudia para no perderme, y nos dirigimos al salón, donde parece que hay menos gente. Nos reunimos con un grupo de personas que solo Madison conoce, y saludo a todos con un gesto con la cabeza. No conozco a nadie, y no soy de esa clase de personas a la que le gusta socializarse con la gente. No soy una rarita, simplemente prefiero estar con mi gente. Alex y mis amigas, que son lo único que tengo. Varias veces me ofrecen un vaso, pero yo lo rechazo. Mis amigas no han hecho lo mismo, y ya están bastante contentas. Hay alguien a mi lado que no para de hablarme. Ni siquiera le estoy escuchando, mis ojos están buscando en la multitud a una persona, y es ahí cuando le encuentran y no puedo evitar pegar un pequeño saltito. No puede verme. Intento agacharme y meterme entre el grupo de gente que está a mi lado, pero ya es demasiado tarde y nuestros ojos se han cruzado. No quedamos mirándonos lo que me parece una eternidad. Por un momento creía que iba a venir a donde mi, pero no lo va a hacer. Aparta los ojos de mi en cuanto alguien a su lado empieza a hablarle. Intento ignorarle y bailo al ritmo de la música, pero entonces noto como unas manos agarran mi cadera por detrás y me sobresalto. Me doy la vuelta rápidamente y me encuentro a un desconocido sonriéndome como un absoluto imbecil.

—¿Quieres bailar?

Lo que hubiese hecho sería apartarle de mi de un empujón y decirle que no me volviese a tocar, pero cuando Bryan y yo volvemos a mirarnos, agarro al desconocido por el cuello y empiezo a moverme al ritmo de la música que suena por los altavoces. El chico no duda ni un segundo y vuelve a agarrarme de las caderas pegando su cuerpo al mío cada vez más. Noto la mirada de Bryan en mi, pero no quiero mirar. No quiero ver su reacción. Pero entonces, todo el mundo se calla cuando se oye como una mesa cae al suelo, seguido de un portazo. La mayoría se sobresalta, incluida yo. Miro en dirección a Bryan, pero ya no está. Y enseguida me doy cuenta de que quien ha salido hecho una furia de la casa ha sido él. Me aparto del desconocido y salgo al exterior sin pensármelo dos veces. Cuando veo que Bryan está andando rápido y alejándose cada vez más de la fiesta, sé que tenía razón. Corro rápidamente hasta alcanzarle y grito su nombre.

—¡Bryan!

Sé que me ha oído, pero ni siquiera se molesta en mirar hacia atrás.

—Bryan, te lo digo en serio, para.

Entonces, se para en seco pero sigue sin mirarme. Me acerco más a el hasta que estamos al lado y vuelvo a hablar.

—¿Se puede saber que te pasa?—le digo sofocada por haber corrido—¡Mírame!

Bryan se da la vuelta, y en cuanto nuestros ojos se juntan se me olvida todo lo que está pasando. Solo quiero quedarme así, mirándole a los ojos.

—¿Porque estás aquí? Parecías pasártelo bien con ese chico—me dice y aparta los ojos de mi, mirando por detrás de mi. Sé que no hay nadie, que estamos solos el y yo en la oscuridad de la noche, pero no quiere mirarme a los ojos.

En cuanto dice eso, vuelvo a la realidad.

—No te entiendo Bryan, ¿que es lo que quieres?—le pregunto confusa.

No entiendo porque se enfada conmigo por haber bailado con un desconocido. No tiene derecho a enfadarse por eso cuando ni siquiera me ha llamado en toda la semana. La que debería estar así soy yo.

Suspira, y entonces se da la vuelta y empieza a caminar otra vez. Le sigo por detrás, no pienso dejarle ir así sinmas, después de lo que ha pasado.

—He estado toda la maldita semana esperando a que me llamaras y no lo has hecho. ¿Y ahora te molesta que baile con un chico? ¿En serio, Bryan?

Se da la vuelta de inmediato. Sus ojos están más abiertos, y ahora ha puesto toda su atención en mi.

—¿Como? ¿Has estado esperando a que te llamara?—parece sorprendido.

—¡Pues claro que si!—grito, pero cuando veo la expresión de su cara, alegria mezclada con tristeza, suavizo la voz y me acerco más a él—¿Porque no lo has hecho?

Mira hacia bajo y suelta un largo suspiro, pero entonces clava la mirada en mi y me contesta.

—Tenía... miedo de que ya no sintieses lo mismo.—le miro y sonrío mientras sigue hablando.—No lo sé, ¿vale? No sabes en cuantas ocasiones he estado apunto de llamarte, pero no podía. No quiera que me rechazases, y no sé porque algo dentro de mi decía que ibas a hacerlo. He sido un imbecil, seguro que ya lo habrás pensado, y de verdad...

—Bryan—me rio y le agarro de una mano.

Suspira aliviado, y me coge la cara con la mano que le sobra. Me acaricia y no puedo evitar girar la cabeza para sentir sus caricias más cerca.

—No sé que me has hecho, pero no sales de mi cabeza—me dice, y entonces rompemos la distancia que hay entre nosotros y nos perdemos en un beso lleno de pasión. Nos besamos como si fuese la última vez. Yo tampoco sé que me ha hecho Bryan, pero solo sé que esto no lo siento con nadie más. No quiero mantenerme alejada de él.

No te gusto. No me gustas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora