cap 21

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—¿Eli? ¿Que estás haciendo?—me pregunta Bryan con la mirada fija en mi.

Le oigo por detrás de mi, pero no puedo moverme, mis pies me lo impiden y me obligan a mirar a Jackson. Se ríe y me habla, pero yo solo puedo escuchar a Bryan.

—Eli, para. No lo hagas.—me suplica por detrás de mi.

No puedo ver su cara. Quiero verle. Pero cuando me doy la vuelta, él ya no está. Se ha ido.

De repente, me sobresalto y me incorporo inmediatamente. Tengo la respiración agitada y estoy prácticamente sudando. Entonces miro a mi alrededor y me percato de que estoy en la casa de Jackson y que nada de eso ha pasado. Todo era un sueño.

—¿Estas bien?

Miro a Jackson, que está justo al lado de mi, y enseguida me arrepiento de haber venido aquí. Me levanto sin contestar a su pregunta y me dirijo hacia la puerta, pero entonces Jackson me sujeta del brazo y me obliga a mirarle.

—Dime que te ha pasado.

Le miro a sus ojos suplicantes y decido contarle la verdad. Total, ya le he contado algo que no me había imaginado jamás que pudiese contárselo a alguien.

—No puedo hacer esto. No está bien—le digo, y me doy la vuelta para evitar mirarle a la cara, pero él vuelve a impedírmelo.

—¿Hacer que? No te entiendo, Eli—suspira.

—Esto—digo señalándonos a los dos—Todavía no he olvidado a Bryan.

Entonces, es como si Jackson entendiese derrepente lo que intento explicarle. Lanza un suspiro al aire y me agarra de los hombros clavando sus en los míos. Su cara está a pocos centímetros de la mía, y empiezo a sentirme un poco incómoda.

— Bryan no te merece. Ya no. No puedes dejar que tenga esa influencia sobre ti.

Sé que lo que dice es verdad, pero por alguna extraña razón, siento que estando con él estoy haciendo daño a Bryan. Eso no tiene sentido, pues ha sido él quien me ha hecho daño y quien me dijo que me olvidara de él... ¿Qué me pasa? Necesito borrar de alguna manera ese pensamiento que tengo sobre Bryan para así poder seguir con mi vida sin tenerle siempre en mente, y entonces lo hago de la peor manera que podría haberlo hecho.

Le cojo la cara con las manos y le beso. Le beso con desesperación. Con rabia y con enfado. Con tristeza. El me devuelve el beso y me acerca a él todo lo que puede, pero cuando me doy cuenta de lo que estoy haciendo, me aparto de él pegándole un empujón.

Antes de hablar, le miro y veo como una le sale una pequeña sonrisa.

—¡Esto no está bien!—le grito desesperada.

Intento salir por la puerta lo más rápido posible, pero está cerrada con llave. Apoyo la cabeza en ella e intento relajarme. Entonces me doy la vuelta y miro al chico que tengo justo delante de mi.

—Por favor, déjame salir.

Se acerca a mi despacio y se detiene a pocos centímetros de mi. Agacho la mirada.

—¿Eres consciente de que la estás pagando conmigo cuando yo no he tenido nada que ver con esto? Te he invitado a cenar porque creo que no te vendría nada mal un poco de compañía, y he dejado que te quedes en mi casa y te relajes después de lo que ha pasado. Y ahora, eres tú quien me ha besado.—suspira, y yo no puedo sentirme peor—Lo siento por intentar estar contigo cuando nadie más lo está.

Al escuchar sus palabras, una lagrima me cae por la mejilla. Tiene razón. Él solo esta intentando ser amable conmigo y lo único que hago yo es lo contrario. Me siento la peor persona del mundo. Se acerca más a mi y yo me encojo, pero entonces abre la puerta de casa y desaparece por le pasillo de su casa. Me quedo apoyada en la puerta intentando decidir entre ir tras él y pedirle perdón, o simplemente largarme de aquí y no volver a verle más. Por mucho que me duela, abro la puerta de su casa y salgo limpiándome las lágrimas que se amontonan en mis mejillas. Cierro la puerta despacio, y empiezo a caminar en dirección a mi casa

—Lo siento—susurro.

Aunque sé que ya no puede oírme. 

No te gusto. No me gustas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora