cuarenta y nueve.

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Llegué a casa. Mi vacía casa. Nadie más vivía en ella, no por el momento, pues mis padres venían pocas veces por culpa de su trabajo. Pero ya me había acostumbrado a aquello, y no me molestaba en absoluto. A veces, mi tía Jinmyung venía a ver cómo estaba junto con mi primo. Él tenía un año más que yo, dieciséis, y no nos llevábamos demasiado bien. Digamos que... le gustaba mucho estar con chicas y no las trataba demasiado bien, y no me gustaba aquello de él. Además, era arrogante.

Mientras comía, recibí una llamada.

"¿Sí?" respondí.

"Jisung, soy Jaemin." escuché la voz de mi primo al otro lado de la llamada. Vaya, hablando del rey de Roma...

"¿Qué quieres?" dije, cansado. Él sabía que no me caía bien, así que no se portaba muy bien conmigo; esa era la razón por la que lo respondí así.

"Yah, no seas tan borde." se quejó. "Jinmyung se ha caído por las escaleras y está lesionada de un tobillo. Está en el hospital y no podrá caminar por las próximas dos semanas. Quizás podrás tener la decencia de venir aquí y...-"

"¡¿Que ha pasado qué?!" grité, alarmado. ¿Por qué se lo escuchaba tan despreocupado? ¡Era mi tía, y a la vez su madre! "¡Claro que tendré la decencia de ir!"

Me extrañaba, entre muchas otras cosas, que Jaemin hubiera llamado a su madre por su nombre de pila, Jinmyung.

"Está bien. Estaré aquí todo el día, búscame en la planta No. 3." dijo, y colgó la llamada. Aish, ¿por qué era tan fastidioso? Odiaba cuando era así.

Me levanté de la mesa y recogí los platos lo más rápido posible. Pero entonces recordé algo importante.

Oh, mierda, Saeron. Hoy habíamos decidido vernos y no podría ir. Pero... ¿por qué me aliviaba tanto?

Desde luego, estaba aún inseguro.

unknown || park jisungWhere stories live. Discover now