cincuenta y tres.

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El moreno se dio cuenta de que los estaba mirando y me miró de una forma rara. No me extrañaba, pues los estaba mirando de una manera bastante indiscreta.

Dio dos golpecitos en el brazo del rubio antes de que yo pudiera girarme para dejar de mirarlos. Entonces él se sorprendió al ver que los mirara. Pareció... ¿alarmarse? Abrió los ojos de una manera exagerada y se agitó levemente, pero luego se dio cuenta de lo que estaba haciendo y paró, volviendo a mirarme.

¿Qué pasaba conmigo? ¿Acaso tenía algo en la cara? ¿Qué ocurría para que aquel chico pusiera esa cara de apuro?

Lo miré con una mueca y me volví a girar, encontrándome con la puerta de la consulta abriéndose. Apareció el médico. ¡Por fin!

Me entregó los papeles.

"Todo está bien. No tienen de qué preocuparse." dijo, sonriendo, y volvió a entrar. Miré a los papeles.

La paciente Kim Ye Rin, a quien se le hicieron unas pruebas, no muestra signos de autismo.

Capacidad de pronunciación: media

Comunicación con el exterior: alta

Autismo: nulo

Salté en mi sitio, y no pude celebrarlo interior y exteriormente.

"¡Sí!" grité, sin darme cuenta de que los otros dos chicos me habían escuchado. Caminé apresuradamente hacia la salida, no sin antes volver a mirar hacia los dos chicos, y uno de ellos, el moreno, me guiñó un ojo, mientras que el otro lo golpeaba en la nuca, fastidiado.

Estaba segura de que mi madre se llevaría una grata sorpresa al saber sobre esta información, pues ambas estábamos muy preocupadas desde que la psicóloga de Yerin la convocó para unas pruebas de autismo. Mi hermana no tenía ninguna enfermedad, desde luego, pero los médicos creían que sí, aunque se equivocaron. Aquello me alivió más que nada. Ella solo tenía problemas de pronunciación y a veces de comunicación con el exterior, pero aquello no tenía por qué significar autismo o cualquier enfermedad. Ella estaba bien, y cada vez mejor.

unknown || park jisungWhere stories live. Discover now