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Querido Daniel,

Hoy te contaré la historia de como nos conocimos. Sólo te aviso que no es la historia de chica tímida conoce a chico rebelde y ambos cambian y son felices para siempre. Cliché. No es que me molesten los clichés, pero todo es demasiado predecible, y ese no es mi estilo. Tampoco pienses que soy un espíritu salvaje, se podría decir que soy la mezcla de ambos.

Nos conocimos hace nueve años en la biblioteca de la universidad. Yo estaba junto a mi mejor amiga preparando un trabajo de investigación de química y tú estabas unas mesas más adelante escuchando música con tus auriculares y copiando unas páginas de un libro a toda velocidad.

Algo en tu forma de ser me llamaba mucho la atención, a pesar de que no eras el chico más guapo que había visto en la universidad. Tal vez mi corazón había sentido que había encontrado a su mitad perfecta y por eso me resultaba imposible concentrarme en mi trabajo.
A ti no parecía irte mucho mejor. No parabas de mover la pierna izquierda, como si tuvieras un tic nervioso. Cambiabas de canción continuamente, como si ninguna encajara para ese momento.

Marta, mi amiga, se dio cuenta de mi falta de concentración y comenzó a insistirme a que vaya a saludarte, pero no lo hice. No soy la chica desesperada que se acerca a un chico y le dice que lleva un rato observándolo y le parece atractivo.
Así que me quedé en mi sitio intentando concentrarme en mi trabajo y echándote una mirada de vez en cuando.

Al cabo de una hora recogiste casi todas tus cosas y te marchaste. Digo casi todas porque te olvidaste algo sobre la mesa, yo me di cuenta y podría haber corrido detrás tuyo para dártelo, pero en ese momento se me ocurrió una idea.
Espere a que te mecharas y me acerqué a tu mesa, recogí tu carnet de estudiante que te habías olvidado y volví a mi mesa como sí nada.

Daniel Sánchez
14/05/1990
Residencia: bloque C, habitación 32

Y así fue como nos conocimos. Me presenté en la puerta de tu habitación con la excusa de devolverte el carnet que "casualmente había encontrado en la biblioteca", comenzamos a hablar y desde ese momento nos volvimos inseparables. Al principio sólo como amigos, pero con el tiempo como algo más. Nunca me he atrevido a decirte la verdad sobre tu carnet porque tenía miedo de que te burlaras de mi por el resto de mi vida. Ese ha sido mi mayor secreto desde que te conozco.

Siempre tuya
Nerea

Cartas al olvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora