|c(S)IN(-)CUENTA|

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Mae se fue, pisando furiosa, pero Keth no la llamó en ningún momento.

Y Cal tampoco.

―Las chicas buenas están locas.

Keth asintió, dándole la razón.

―Fuiste tú el que se hizo amigo de ella, no yo. ―Reprochó.

―¿Es broma? ¡A ti te gustaba!

―Sí, pero no la conocía. ―Señaló Keth―. Ahora veo por qué es amiga de Dom.

―Igual y no sé por qué dijo eso―Cal se encogió de hombros―, pero no es una mala chica, sabes. Es graciosa y esas cosas.

―No me digas que te gusta.

―Pff, no, ¿por qué lo dices?

―Tu "pff" lo ha confirmado.

―Que no.

―Cal ―Keth suspiró―, si ella te gusta... No la dejes ir enfadada.

―¿Que quieres decir? ―Preguntó confundido.

―Yo... nunca... A la próxima que me guste una chica no vas a meterte en mis asuntos si ya tienes una... novia.

―Keth..., ¿estás seguro que quieres que haga esto?

Uno.

Dos.

Tres.

Respira.

Es Cal. Tu mejor amigo.

Estoy loco de remate. Voy a verla todos los días con él.

Tenía una bonita sonrisa. Tenía unos ojos preciosos.

―Ve por ella.

Lo había dicho.

Cal le ofreció una sonrisa demasiado grande como para concordar con la situación.

Y se fue.

¿Quieres ser su novia?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora