|cincuenta y seis |

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―Creo que consumiste demasiado alcohol.

―¡No tengo ni una gota encima!

―¿Entonces qué te sucede?

―Mira, Ezra está volviéndome loca, sólo tienes que darme un beso...

Cal puso los ojos en blanco y giró la cara. Keth no estaba prestándole atención.

―¿Por qué?

―¿Por qué no? No soy fea y... ¡Estoy guardando tu secreto!

―¡Shhhhh! ¿Estás loca, mujer?

Era el turno de Mae de poner los ojos. No tenía tiempo para decirle que nadie estaba escuchándolos. Se puso de puntillas y lo tomó por los hombros.

―Sólo haz de cuenta que soy...

Puso una mano detrás de su cabeza antes de que pudiera terminar de hablar. Y la besó para que ninguna palabra más saliera de su boca. No era como si no tuviera experiencia en el terreno, había besado a una docena de chicas. Y a Dom.

―Cal, sabes que detesto interrumpir pero ya debemos irnos.

Mae se separó de él como si fuera agua hirviendo.

―Dios... Yo, creo que, me voy con Ezra... Adiós. ―Se perdió entre la multitud en un abrir y cerrar de ojos. Debía tener algún tipo de superpoder.

Cal evitó mirar a Keth, juntó las manos y dijo;

―Entonces... Vamos.

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