Capítulo 30

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Capítulo 30: “Al demonio todo, quiero una cita.

La razón por la que la chica había cancelado la clase, fue por su padre. Sabía, lo sentía; que él llegaría esa tarde, que entraría por la puerta como si nada y causaría un gran alboroto.
Que llegaría y golpearía a su madre, gritaría. Y terminaría golpeándola a ella o a su hermano, o incluso a los dos. Lo presentía. Por esa razón cancelo la clase. No quería que ese chico estuviera presente en uno de esos alborotos. Suponía que él ya se había dado cuenta de lo que pasaba en esa casa, sin embargo, aun le disgustaba la idea de que él estuviera en esa casa y que de pronto llegase su padre gritando y también le tome como una víctima.

Su padre...
¿Esa persona era su padre?
Claro que lo era, seguía siendo su padre, sólo que había cambiado. Y mucho. Un gran hombre que consideraba su héroe, ahora es su temor de todos los días. Aún así, seguía siendo su padre...
Y aún le amaba como tal. Aún le tenía cariño. Era su padre querido, que, aunque desde pequeña no le haya puesto tanta atención, igual recuerda esos momentos en los que jugaba con ella, en los que le demostraba cuanto la quería. ¿Cuándo cambio ese amor en odio?
Desearía retroceder el tiempo, a cuando era niña, y cambiarlo todo. No ser inteligente, no esforzarse en estudiar para que sus padres estuvieran orgullosos de ella, no querer ser igual que su padre, no superar a su padre.
Pero es imposible.

Amor. Odio.

Sin razón alguna, una imagen de cierto chico pelinegro llegó a su mente.
Le alegró muchísimo el saber que ya había arreglado las cosas con su padre y hermano, cosa que escucho de parte de Rogue. Le sorprendió el cambio que ha tenido Gajeel con ella. Porque sí, lo notó. ¿Qué habrá pasado? ¿Rogue le amenazo de qué la dejara de molestar? No entiende como de un día para otro, las agresiones cambiaron a defensas. Le desagradaba él, de cierta manera. ¿Por qué convivía más con ella? Ah, cierto. Porque es su tutora.
De pronto, comenzó a recordar las clases de tutoría que le ha dado, recordó los comentarios graciosos que hacía de vez en cuando, mejor dicho, casi siempre. Recordó lo gracioso que era verlo desesperado e impotente por no poder aprender una simple ecuación. Rió internamente al recordar cuando se molestó por haber fallado en responder el año en qué inicio la Segunda Guerra Mundial. Simplemente, lo recordó a él.

—Quiero verte. —Sus palabras salieron en un susurro.

Al darse cuenta de lo que acababa de salir de su boca, abrió sus ojos como platos, sorprendida y avergonzada. Tapó su rostro sonrojado con sus manos, aunque nadie la estuviese viendo.

—¿Pero qué digo? ¡Debo concentrarme en estudiar! Estudiar. —Dirigió su mirada al libro frente a ella.

A pesar de estar leyendo, no prestaba atención a lo que leía. Por lo cual dejó de hacer el vano esfuerzo de estudiar, sintió que eso era una falta de respeto al libro. Se tiro a la cama, dejando escapar un gran suspiro. Pensaba dormir un poco, sí, eso haría.

Cerró sus ojos.

....

—Oye, más respeto. —Golpeó con la palma de su mano al pelirosado.

—Lo siento, lo siento —se disculpó alzando las manos. —Te enamoraste de la McGarden —corrigió.

Gajeel aun seguía en shock. Sabía que ese idiota sólo hablaba tonterías, pero está vez, no lo sintió así. Muy dentro de sí, sabía que era verdad.
Obviamente no lo aceptó.

—Esa es la mayor tontería que te he escuchado decir. —Finalmente respondió Gajeel.

—Vamos, es la verdad. Yo lo sé, tú lo sabes, hasta Rogue lo sabe. —Apuntó al susodicho —No me extrañaría que ella también lo sabe.

De el odio al amor - GaLe » AU [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora