Cap. 19 Recuerdos

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Despierto y me doy cuenta de que esta no es mi cama, ni mucho menos mi cuarto, entonces me acuerdo, que esta es la casa de Evan, pero, ¿Donde demonios esta?

Como no lo vi en el cuarto decido bajar, y el delicioso aroma a hot cakes, inunda mis fosas nasales, y sonrió al ver quien es el cocinero, Evan mi bello caballero, estaba solo en pantalones de pijama, sin camiseta, se que sonare como una pervertida pero...

Tiene un lindo trasero y ni se diga de su abdomen es perfecto para mi.

—Hola Guapa —me dice cuando ve que lo estoy viendo (en teoría su trasero).

—Hola Guapo —digo levantando una ceja y el sonríe.

—Siéntese mi Bella dama que hoy seré tu camarero —dice y me siento mas que feliz por que soy suya y el mio.

—¿Sabes cocinar? —digo y el me mira incrédulo.

—Claro que si, de no ser así, no me hubiera mudado solo —dice sonriente.

—Wow ¿Ahora entiendes por que me encantas? —digo y el me sonríe con ternura.

—Hay linda, tu también me encantas —dice antes de darme un beso corto en los labios.

—Se ve delicioso —digo y el sonríe orgulloso.

—No solo se ve, sabe delicioso —me corrige.

—Uy pero que presumido —digo y se ríe.

—No soy presumido, solo se admitir mis cualidades —dice y solo niego con la cabeza.

—Mejor acabaré mi desayuno y si no te importa ¿Puedo tomar una ducha? —

—Tus palabras son ordenes mi bella dama —dice y sonrío con melancolía al recordar que Donovan me llamaba mi pequeña.


>> —Ven aquí mi pequeña —dice y lo abrazo.

—Te quiero mi pequeño —digo y me besa como si no hubiera mañana. <<


—Te pasa algo Addy?—pregunta Evan al ver que no me muevo ni digo nada.

—No nada —digo y el sonríe aliviado.

—Okay, mi bella dama, ahorita que acabemos de desayunar vas a traer tu ropa al cuarto que hay a un lado de la recamara —dice refiriéndose a su habitación.

—Así que Tu bella dama —digo y sonríe.

—Si Tu eres mía y yo soy tuyo —dice y sonrió ante las palabras que acaba de decir.

—No soy de nadie, no soy un objeto cariño. —digo y me sonríe —Y ¿Por que esta mi ropa en ese cuarto? —pregunto ya que no recuerdo haber ido a ese cuarto ayer.

—Por que ya esta limpia y planchada —dice y no puedo evitar la pena que siento.

—Hay que pena —digo y siento como mi cara se ruboriza.

—¿Por que? O ¿De que? —pregunta con el ceño fruncido.

—Es que me tuviste que lavar y planchar la ropa —Digo y me sonríe para calmar mi vergüenza.

—Y ¿Por que tienes pena? ¿Que tiene de malo que yo lave y planche? Eso no tiene por que darte pena algún día cuando yo no pueda tu lo haras por mi. —dice y sonrió por que con esas palabras regresan aquellos recuerdos que tengo con Donovan donde nos turnabamos para hacer ese tipo de cosas.

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