Capítulo XVI

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Cuando Edrick despertó a la mañana siguiente, Sophia ya no estaba en la cama, observó alrededor en su busca y se asustó al pensar que quizás se había ido luego de lo que sucedió entre ellos, sin embargo, sus miedos se vinieron abajo al escuchar movimiento en el baño, suspiró aliviado y se sentó sobre el colchón, al instante, notó las pequeñas manchas de sangre en el cobertor, se quedó contemplándolas varios segundos.

La noche anterior, había sido sencillamente algo maravilloso para él, se declaraba completamente adicto a toda ella, a su olor, a su boca, sus besos, su cabello, sus gemidos, Dios, estaba fascinado y hacerle el amor, fue lo mejor que pudo pasarle. Su esposa estaba cambiándole la vida y aunque no era el mejor momento para pensar en ello, se preguntaba el motivo del porqué le había hecho creer que tenía un amante.

La vio salir del baño minutos más tarde, con un albornoz cubriendo su cuerpo y una toalla envuelta en el cabello. Sus miradas se encontraron un instante y pudo apreciar el rubor que cubrió sus mejillas.

—Buenos días—saludó, viéndola intensamente.

—Buenos días— contestó ella avergonzada y como rayo se metió en su vestidor.

Edrick sonrió como tonto al notar esa timidez y se apresuró a darse una ducha sin dejar de sonreír. Mientras lo hacía, se preguntaba en lo que debía hacer a partir de ahí, no podía verla y fingir que nada había pasado, además, después de haberla hecho su mujer, la deseaba mucho más que antes y no estaba dispuesto a compartirla con nadie. Ella le había entregado algo muy preciado y si lo hizo, fue porque confiaba en él y no iba a defraudarla. ¿Pero y si lo rechazaba? ¿Y si solo fue un desliz? Parecía atraída al tal Sebastián y antes de proponerle algo, necesitaba saber lo que en realidad había entre ellos, no podía correr riesgos.

Cuando los dos estuvieron listos y salieron de sus respectivos vestidores, se toparon en la puerta de salida y se quedaron unos instantes observándose, nada más así, sin decirse nada. Sophia estaba hermosa, ataviada con un vestido café ajustado de mangas largas, unas botas altas beige y una cartera Prada a tono. El cabello en una coleta alta bien elaborada y un maquillaje natural que resaltaba con sus labios de color rojo intenso.

El magnate no se quedaba atrás, cada día era más guapo que el anterior, atractivo, gallardo, imponente e irresistible, portaba un traje gris oscuro, camisa blanca impecable, corbata a combinación y una gabardina negra. Sus perfumes se mezclaron y sus respiraciones aceleradas delataban un poco sus desequilibrados estados.

Edrick la recorrió lentamente de pies a cabeza y se detuvo unos instantes en esos tentadores labios que moría por besar, otra vez. Tragó saliva con dificultad, al sentir el impulso de acorralarla contra la puerta y besarla. Se mordió el labio inferior para reprimir el abrumador deseo y se metió las manos en los bolsillos del pantalón, porque sintió que estas cobraban vida propia.

—¿Nos vamos? —Inquirió él sutilmente, sin apartar su mirada de esa boca.

—Va-Vamos—respondió ella, sintiendo que las piernas se le volvían gelatina, muriéndose porque esa experimentada boca, volviera a apoderarse de la suya.

Salieron de la habitación uno tras el otro. Iban retrasados, así que no les dio tiempo de desayunar. Sophia tomó las llaves de su Mercedes, mientras Steven esperaba por Edrick en la camioneta. Se dieron un último vistazo antes de marcharse en sus respectivos vehículos y con la mente ocupada en una sola cosa, salieron rumbo al imperio Paltrow. En la empresa, todavía nadie estaba al tanto de su matrimonio, así que para mantener las formas y evitar chismorreos, preferían dejarlo todo así, con un perfil bajo.

Llegaron a la oficina, ya más distantes y profesionales, como de costumbre, Sophia le llevó café y él en agradecimiento, le regaló una sonrisa. Parecían dos niños al no saber cómo actuar, qué hacer y mucho menos, que decir. El resto de la mañana no se vieron más, el trabajo los mantuvo bastante ocupados, hasta que al medio día, Edrick llamó a su despacho.

UNIDOS POR CONTRATOWhere stories live. Discover now