trece

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La nieve caía sobre mí, dejaba mis huellas cada vez que pisaba el césped del castillo

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La nieve caía sobre mí, dejaba mis huellas cada vez que pisaba el césped del castillo. La temperatura está cambiando en este mundo, todo se había vuelto más oscuro y frío al igual que las personas de aquí. Al guardia Hoseok ya no lo encontraba muy seguido, y sí lo veía huía de mí, como todas las personas. Desde donde me encontraba veía todas las mucamas limpiando el vestido blanco, el vestido que tiene mi aura. Ellas se encuentran limpiando todo rasgo que no se viera bien, pero el vestido más perfecto no puede estar. Debería de estar feliz de que el gran día se acercaba, pero no me sentía entera, sentía algo más que me faltaba. ¿Así se supone que se siente la felicidad? me preguntaba mucho eso.

Mire al cielo, y pude ver como se oscurecía todo de repente, me asusté tras ese repentino cambio. Mi vista comenzó a ponerse borrosa, me puse mi mano en mi pecho. No sé que m está sucediendo, mis lagrimas ya estaban esparcidas en mis mejillas. Me arrodille en el suelo, y comencé a respirar entre cortado.

—¡Ayuda!—Quise gritar pero nadie me iba a escuchar, estaba muy lejos del pueblo para que me escucharan. Pude ver desde lejos a dos hombres, observándome como me disminuía, los pude reconocer.—Jun..—No me había dado el tiempo de pronunciar el nombre ya que mi cuerpo ya no aguantaba más, mi cuerpo se desmonró en el frío césped. 

Abrí mis ojos lentamente encontrándome en el vacío. Todo estaba negro en mi alrededor, no había nada solo una puerta, ni una sola alma rodando por ahí, solo yo. Me levante nerviosa y camine hacía la puerta roja ya rota por algunas partes. No entendía nada de lo que estaba sucediendo. Vi algo escrito pequeño en ella, y decidí observar que era. Lentamente pude leer lo que estaba escrito; mi nombre.

Me separé asustada de ahí, y mi cuerpo tocó algo duro en mi espalda y todo se iluminó.

—Jungkook.—Mencione.

El estaba al frente mío tocando mi cabellera, junto a él estaba SeokJin en el sillón. Miro a mi alrededor inspeccionando el lugar, una habitación pintada de blanco, pude reconocer el lugar, estoy en el hospital.

—¿Estas bien?—Pregunta. Yo lo miro buscando una solución.

—¿Que sucedió?—Esquivo su pregunta, absolutamente no estoy bien, mentalmente y psicológicamente.

—Llevas una semana sin despertar, la última vez que estuviste despierta fue cuando dormiste conmigo ¿Que te sucedió?

—¿Qué?—Pregunté. ¿Cómo podía haber dormido por una semana? lo último que recuerdo es haber estado en el castillo, pero todo pasó muy rápido.

—¿Te hicieron algo?—Sussuro Jungkook, entendía porqué no lo quería decir alto, SeokJin está aquí.

—No, pero creo que te ví en el castillo.—Lo delaté.

—¿Qué estás hablando? todo este tiempo he estado aquí cuidándote. 

—Pero..—Jungkook puso un dedo en mi boca evitando que no pueda hablar.

—Descansa princesa.—Jungkook dice. Él sale de la habitación junto a SeokJin.

Veo como salen sin omitir ninguna palabra, veo a mi alrededor, todo está aburrido, no puedo hacer nada. Miro la aguja que está enterrada en mi mano, y me la quito con brusquedad. Sonidos de dolor salieron de mi boca, me había dolido demasiado. Dejo la sábana blanca a un lado y me bajo de la dura cama. Camino cuidadosamente hacía la puerta, la abro y miro hacía los lados para no encontrarme a alguien. Cuando no veo a nadie en mi vista corro hacia la salida, o eso intento. Jungkook me vio antes de salir por la puerta y corrió tras mí.

—¡Seung Hee!—Los gritos de Jungkook se escuchan en todo el hospital. Yo lo ignoro y sigo corriendo hacía la salida. Pude salir sin que él me atrapara.

Veo a mi alrededor, todo era carros y personas cruzando la calle. Corrí junto a ellos, las personas que caminaban por la acera me miraban raro, claro no era normal ver una persona en bata de hospital caminando por la calle.

Corro hacía la calle antes de qué él semáforo cambiara de color, miro hacía atrás para ver si podía ver a Jungkook pero no lo ví, qué raro hace un rato él estaba persiguiéndome. Sigo caminando por la calle hasta que ví algo, los carros pasaban sobre mí y no me pasaba nada, es como si fuera un fantasma y no me vieran.

Todo esto era muy extraño, no me pasaba nada. Baje la vista hasta el suelo, y ví mi cuerpo normal. Levanté mi vista y me fijé en Jungkook en el otro lado de la acera, una lágrima bajo por mi mejilla.

REALITY | jeon jungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora