Capítulo I |Problemas

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El olor a café se filtraba por mis fosas nasales, pero yo solo era capaz de mostrar interés por aquel libro de tapa gruesa y cuatrocientas páginas que mis manos sujetaban. Sentía un cosquilleo en el estómago cada vez que avanzaba con la lectura, era como aquel entusiasmo de subirte por primera vez a una montaña rusa y presenciar como la adrenalina invadía tus venas, hasta llegar a tu corazón, haciendo que los latidos aumenten.

Llevo la taza de café a mis labios y le doy un gran sorbo, para luego observar el clima que me rodeaba. El día estaba lluvioso, haciendo del local algo más acogedor gracias a la calefacción . Amo la lluvia, ver como las gotas se estrellan contra los vidrios, le daba ese toque de película a las calles. Las personas usaban abrigos de lana, bufandas u otra vestimenta para abrigar su cuerpo, mientras llevaban un paraguas para evitar ser empapados de pies a cabeza. Podíamos estar en verano, pero la lluvia era un habitante más en Leesburg Virginia.

Yo creo que nada mejor que una taza de café en Barnum para alegrar tu mañana, tarde o noche. Y no lo digo simplemente por ser empleada del lugar, sino por ser fiel partidaria y admiradora del café. Creo que eso lo herede de mi mamá, ya que ella es igual que yo, pero más grande, obviamente. Puedo apostar que mi primera palabra fue café. Okay, exagero un poco.

Levanto la mirada unos segundos, para ver como las personas pasaban un buen rato divirtiéndose, pese al tiempo que había hoy. Las paredes de ladrillo color blanco hacían resaltar los excéntricos adornos que puso mi jefa en el local; hasta las mesas relucía el color rojo de los lazos que adornaba Barnum. En las paredes se podían ver las pizarras con los especiales del día, las comidas que servían y bebidas que ofrecían. Pero en el fondo blanco también se podía ver las televisiones donde transmitían todo tipo de música, y en el cual ahora mismo sonaba una canción de Michael Jackson.

Devuelvo la mirada al libro que tenía entre mis manos, lo vuelvo a abrir y sigo leyendo, aunque me termina interrumpiendo un compañero de trabajo, que se acerca a donde estaba para entregarme la propina que había dejado algún cliente. Normalmente mi trabajo es atender mesas, pero hoy cumplía con mi deber de atender la caja registradora. El chico a mi lado le da una mirada de reojo a mi libro. Era increíblemente alto para su edad, pues solo llegaba a tener 17 años, que era lo único que sabía de él, ya que era como un libro que no me dejaba leer, ni siquiera ver de cerca la portada o la sinopsis. Pero bueno, supongo que la pubertad hizo un buen trabajo. Me pregunto qué le daban de comer de chico. Seguramente era los genes, aunque no conozco a su familia.

── ¿Qué lees?

Levanto la mirada para verlo, ya que me superaba de altura claramente. Él era un gigante y yo un elfo de 1,62.

──Un libro que se llama "error de amar y desgracia de perder" de Meredith Blake.

El dirige una mano al libro y lo agarra con cuidado, examinándolo detenidamente. Lo abre y empieza a leer, pasando de página en página. Su cabello negro estaba bastante largo y diría que le faltaba un corte, pero me gustaba como le quedaba, sería lindo poder estirar mi mano tan solo unos centímetros y tocarlo, dejándolo levemente despeinado. Le hacía ver atractivo. Sus ojos resaltaban mucho, eran una mezcla entre azul y verde, bastante llamativo.

Aunque lo malo de Aaron es que es muy serio y cerrado en sí mismo. Empezó a trabajar hace un mes. Como yo estaba desde hace tiempo, le tuve que explicar cómo se hacían las cosas en esta cafetería. Al principio se mostró algo arrogante, pero al final del día pude escuchar un gracias salir de sus labios, bastante borde pero agradable. Su actitud no cambió mucho, hablamos de vez en cuando y en el fondo me cae bien. No diría que somos amigos, porque apenas se cómo se llama y cuántos años tiene, pero me agrada.

Me gustaría saber de donde es, porque no lo había visto antes hasta que comenzó a trabajar aquí, pero como no le gusta contar detalles de su vida o simplemente entablar una conversación, entonces no lo molesto con preguntas. Aunque probablemente cuando termine el verano y deje el trabajo, entonces no se si lo volveré a ver.

Prescindible AmorWhere stories live. Discover now