El broche de Oro.

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Camiel se reunía con el informante, la verdad es que había tenido respuesta antes de lo que pensó, sólo había tenido que mandar a esparcir el rumor de que se buscaba cualquier información sobre los Black y que el informante sería bien recompensado y en menos de lo que canta un gallo alguien se contactó con él, sólo esperaba que no fuera una pérdida de tiempo.

Cuando llegó al lugar acordado vió a un Alfa viejo que lo estaba esperando, sólo fue cuestión de acercarse para que este empezara a hablar.

-¿Es usted el que busca información sobre los Black?- El tipo se veía nervioso.

-Así es-

-Debo decirle que tengo miedo por mi seguridad y por la de mi familia, si se llegara a saber que yo hablé no sabría...- Camiel lo interrumpió.

-Jamás diré nada sobre usted, tranquilo- Eso pareció no tranquilizar mucho al hombre pero aun así empezó a hablar.

-Bien, los black son una familia de este pueblo, hace algunos meses el padre y la madre de la familia fueron asesinados, y uno de los hijos desapareció, sólo quedó un hijo Omega pero ese también fue tragado por la tierra después del velorio de sus padres, se le veía devastado, corre el rumor de que se colgó....-

-Eso ya lo sé- Mintió Camiel, esperaba que el dejar solo a Daniel no fuera en vano, pero todo indicaba a que sí.

-Si, pero lo que usted no sabes es que.... -El tipo se armó de valor -Los ataúdes estaban vacíos-

-¿Cómo sabe usted eso?-

-Porque yo trabajo con la funeraria, cuando preparábamos todo para el velorio yo me quedé de último, sólo Dios sabe porqué me atreví a abrir el féretro del señor, pero lo único que ví ahí fueron piedras, lo mismo encontré en el ataúd de la señora. No sé porqué pero los cuerpos no estaban, al día siguiente en el velorio nadie se atrevió a abrir los féretros, ni él hijo de ellos, parecía que se iba a desmayar en cualquier momento, no creo que tuviera la fuerza suficiente para ver a sus padres muertos, las demás personas sólo se acercaban a ellos para hablarle a la madera y se iban a dar las condolencias a ese pobre muchacho, además habían dos hombres sospechosos siempre cerca.-

-No le cuente a nadie de esto, lo sabré - Camiel estaba más que satisfecho con esa información, en su mente empezaba a ver el cordel, sólo tenía que tirar de él para encontrar a los responsables. Se quitó el maletín lleno de billetes que cargaba en el hombro y se lo lanzó al viejo que útil había sido. Luego se fue alejando tranquilamente de allí, era hora de saquear algunas tumbas.

David había tenido que derribar la puerta del baño, Daniel estaba arrodillado gritando y llorando desconsolado, había sido desgarrador verlo así, cuando por fin había dejado de gritar sólo podía repetir que no podía, decía que no podía y se cubría el rostro para llorar. Lo había cargado hasta la cama dónde se había acurrucado y llorado hasta quedarse dormido. ¿Qué había sucedido para ponerlo de esa manera?. Sólo le quedaba esperar a que despertara para preguntarle.

Cuando Daniel despertó se puso en pie y cerró los ojos, pero segundos después se puso a llorar de nuevo.

David se acercó para abrazarlo -Shh cielo, ya, calma ¿Qué pasa?-

-No puedo David- hipó -No puedo convertirme en lobo- David cerró los ojos, había estado a punto de preguntarle si estaba seguro pero considerando su estado habría sido una pregunta estúpida.

-Tranquilo Daniel, todo va a estar bien ¿Sí? Sólo tienes que dejar de llorar, encontraremos una solución pero primero tienes que estar calmado-

Daniel lloró un poco más -¿Qué voy a hacer?- Se lamentó ¿Porque le pasaban estas cosas? se preguntó. Tenía que pensar -V-voy a darme un baño- Se separó de David y empezó a buscar en el closet que ponerse, tenía frío por lo que eligió una gruesa sudadera y un short . Luego se metió en la ducha y dejó que el agua corriera junto con sus lágrimas, cuando sintió que ya no tenía más fue que salió, se vistió y peinó, se aplicaba la crema corporal cuando le dió por oler la piel de su muñeca, sólo olía a rosas, por la crema, no notaba la diferencia del antes y el ahora, aunque sabía por David que ahora no tenía olor. Soltó la crema y se cubrió el rostro para sollozar. Era parecido a cuando te dicen que te tienen que amputar un miembro, esa misma desolación de perder algo querido, algo que es parte de ti y es fundamental... Pero no sólo era la desesperación de pensar que su lobo ya no estaba, era lo que eso significaba, si su lobo se perdía y dejaba de ser Omega entonces ya no podría tener hijos, la única razón por la que Camiel estaba con él era esa, era que era su Omega, pero si dejaba de serlo... Camiel lo iba a abandonar, no lo amaba, no podía hacerlo y desde el principio se lo había advertido, y ahora ya no había nada por lo cual Camiel se quedara con él.

DIOS NOS JUNTÓ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora