El Final.

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Daniel se despertó con el sol dandole en el rostro, la noche anterior había olvidado cerrar la cortina y agradeció eso bastante ya que la alarma no había sonado esa mañana, de no haberle dado el sol en la cara quién sabe hasta cuando hubiera dormido. Se levantó de la cama y fue a darse un baño, se cepilló los dientes, se vistió y arregló, mientras aun se miraba al espejo miró su vientre y lo tocó preguntándose si el bebé que tenía ahí sería niño o niña. Acarició su vientre de forma circular durante unos minutos, pero luego recordó que era algo tarde y comenzó a arreglar su cuarto, cuando hubo terminado fue a ver si sus niños ya se habían despertado.

Al primero que visitó fue a Liam, que distraído escribía algo en su cuaderno. Daniel le estampó un beso en la mejilla y luego lo abrazó achuchando. -Hola mi amor-

-Hola mamá... Mamá, no puedo respirar- Se quejó su tierno y lindo hijo.

-¿Qué haces bebé?- Le preguntó alejándose y mirando lo que hacía. Él estaba coloreando a la familia con lápices de colores, era tan adorable.

-Mi tarea- Le contestó Liam. Daniel apostaba un millón a que sería Alfa.

Liam ya tenía seis años he iba a la escuela, desde hace un año había tenido el receso y había dejado de transformarse y al contrario de lo que todos pensaban, que se sentiría incómodo en su forma de humano porque antes sólo permanecía en su forma de lobo, a él le gustaba su forma de niño, Liam realmente se veía muy cómodo siendo un niño ¡Un niño tierno! como antes permanecía tanto en su forma de lobo no había ocasión para cortarle el cabello, por eso ahora él contaba con una larga y lisa cabellera negra que lo hacía muy exótico.

-Eres muy responsable hijo, te felicito y tu dibujo es hermoso- Le acarició la cabeza con cariño con el pecho hinchado de orgullo y amor. -¿Dónde está tu hermano?- Le preguntó para ver si sabía.

-Afuera, en el patio- Le contestó volviendo a su tarea.

-Bueno, más tarde te llamo a desayunar ¿Tienes hambre?- Le preguntó alejándose.

-No, antes me comí una manzana- Le contestó. Daniel reprimió sus deseos de suspirar, Liam era tan independiente.

-Iré a ver a los Mellizos- Le informó.

-Aún duermen- Le contó. Daniel sonrió, ya sabía que le diría que hacían, Liam era muy atento a todo así que a Daniel no le sorprendía que Laim supiera todo lo que pasaba, Liam era el hijo que todos quisieran tener, sospechaba que sería un niño prodigio... Ya lo era.

Se fue hacía la habitación de lo Mellizos y los vió a ambos dormir en su forma de lobo, ellos tenía dos años de edad y ambos eran niños, Sorin y Sacha, sus dos traviesos, aunque Sorin era más juguetón que Sacha, ambos tenían los ojos verdes y eran exactamente iguales excepto por el hecho de que Sacha era rubio y Sorin tenía el cabello negro carbón, como su padre. A los mellizos les encantaba estar en brazos y ser mimados, aunque Sorin prefería más los brazos de su padre y Sacha los suyos. Sacha le subió una patita encima a Sorin e hizo que Daniel sonriera enternecido, eran muy tiernos y lindos, eran unos bebés preciosos, todos sus hijos eran muy guapos. Camiel y él eran buenos haciendo niños bonitos porque los hacían con mucho amor, pensó algo malicioso.

Extrañaba mucho a su esposo, pensó entristecido.

Supuso que no pasaría mucho hasta que los gemelos despertaran así que fue a la cocina para preparar el desayuno, o ese era su plan hasta que vió desde la ventana que daba al patio a Akim que estaba sentado dandole la espalda y tuvo que ir a saludarlo, se veía sospechoso.

-Aah, Akim por Dios, si tenías hambre habían sandwichs preparados y fruta en el refrigerador- Se quejó al verlo con la ropa manchada de sangre, estaba en su forma de niño masticando la carne cruda de algún animal que seguramente había cazado desobedeciendo su orden de jamás ir al bosque sin supervisión, Daniel realmente estaba muy molesto, cualquier cosa mala le pudo haber pasado en el bosque.

DIOS NOS JUNTÓ.Där berättelser lever. Upptäck nu