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Al salir de tu "pequeño escondite" ves que el baño del costado estaba con la puerta abierta y puedes observar a los amantes en pleno orgasmo.
Te haces de la que no has visto nada y tratas de salir lo más rápido posible, sin embargo una voz te detiene.

—No te vayas aún —sale aquel hombre ya cambiado —. Que belleza de mujer tenemos acá. ¿No te quieres unir a la fiesta del baño? —se ríe —. Puedo con ella, contigo y con todas. Esta noche se ha hecho para disfrutar.

Él se va acercándose a ti mientras tu vas retrocediendo. La otra mujer sigue en el baño, lo cual se te hace raro.

—Acá nadie es mujer u hombre de nadie, puedes divertirte conmigo y luego con otro, total lo que pasa en esta casa, aquí se queda cariño.

Te toma del brazo y te atrae hacia él, por más que tratas de soltarte, no puedes. Tiene demasiada fuerza y el forcejear te lastima aún más.

—Que rico olor tienes cariño, como hembra en celo esperando ser cazada.

—¿Qué te pasa imbécil? —lo empujas y logras darle una cachetada.

—Así me gustan mucho más —ríe —. Indomables.

Te pega contra la pared y comienza a tocarte los senos, los aprieta cual pelotas de goma.
En un momento de desagrado, desesperación, cólera y temor gritas con todas tus fuerzas.

-—¡¡¡Jaaaaadeen...!!!

El hombre deja de tocarte y se aleja de ti espantado.

—¿Tú... Tú... Tú eres su pa...pareja de Jaden? —tartamudea muy nervioso.

No llegas a responder porque detrás de ti aparece Jaden y le da un fuerte golpe en la cara que lo tira al piso.

—¿Estás bien mi cielito? —te mira de reojo —. Es mejor que salgas de aquí.

Sales sin decir nada y te vas a la sala de espera.

—¿Qué carajos esta pasando? —maldices.

Después de unos minutos llega Jaden.

—¿Todo bien cielito mío? —pregunta con una supuesta preocupación.

—Si, todo bien —respondes.

—Esta bien, no dejaría que le hagan nada a mi cielito —te atrae hacia él y te da un fuerte abrazo.

Justo en ese momento vibra el celular que traías contigo, el celular que Andy te proporcionó. Jaden siente esa vibración, te aparta y te fulmina con la mirada.

—¿Eso fue un celular? —te coge del brazo —. Ven para acá —y te arrastra hasta una habitación.

Ir al capítulo 58.

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