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El arma la llevabas metida en tu cintura, por debajo de tu ropa; no podía ser vista, pero si sentida en un quizá choque cuerpo a cuerpo.

—Vaya, vaya - dice Dannae - mira a donde me has traído, tal parece que ya entendiste que aquí solo hay que divertirse como si no hubiera un mañana.

Cierras la habitación con llave y lanzas a Dannae a la cama.

—De hecho si mi Cielito, lo aprendí de ti y ahora nos divertiremos como si no hubiera un mañana. La diferencia es que nos saltaremos la parte divertida e iremos de frente al no habrá un mañana.

Sacas el arma que tenías escondida en tu cintura y la apuntas .
Ella comienza a reírse, tranquilamente se sienta al filo de la cama y comienza a hablar mientras dobla las piernas fingiendo un aire refinado.

—El juego consiste en divertirse con alguien hasta más no poder; solo ahí, cuando lo tengas atrapado bajo los encantos de tu manipulación, puedes amenazarlo de la forma en la que ahora lo haces. Si te saltas toda esa parte, lo tuyo se vuelve muy predecible, solo un impulso del miedo que te envuelve y con eso no amenazas a nadie querido.

Te empieza a recorrer un escalofrío por el cuerpo, el miedo te comienza a invadir y Dannae se da cuenta de ello porque te han empezado a temblar las manos.
La amenazada parece la amenazante y tú el pobre amenazado.

Dispara si te atreves - te dice - ansío verte mi rey convertido en una gran fiera.

A) Disparas. Ir al capítulo 76.

B) No disparas. Ir al capítulo 80.

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