Capítulo 8

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No puedo con esto.

Soy demasiado torpe para jugar al baloncesto. Y al fútbol, tennis, volleyball, hockey... bueno, soy demasiado torpe para hacer deporte básicamente. También soy un desastre bailando. Parece que me están electrocutando. Tampoco es que se me den muy bien los estudios...

En resumen: soy un total desastre.

Y aquí me encontraba... en una esquina de la cancha de baloncesto mientras mis compañeros dejaban la vida intentado meter el balón en la cancha.

Ahora que me fijo, debería cortarme las uñas.

-¡Cuidado!

Fue lo último que escuché antes de que perdiera el equilibrio porque el balón me golpeó en la cabeza y me caí al suelo de culo.

Gruñí con los ojos cerrados mientras me sobaba la frente, justo donde me había llevado el golpe.

-¿Estás bien? -me preguntó el profesor de gimnasia.

Abrí los ojos para mirarle irónica con una ceja alzada. Me encontraba en medio del círculo que habían formado mis compañeros. Todos me miraban atentamente, esperando a que respondiera a la pregunta del profesor. Después, dependiendo de lo que respondiera, me ayudarían o se echarían a reír. Típico.

Por si se lo preguntan... el profesor Johnson tiene unos 24 años, es moreno, tiene ojos entre verdes y grises, un cuerpo demasiado trabajado, mide como 1.80cm y es demasiado simpático. Siempre se preocupa por nuestro bien estar.

En tus sueños bonita...

Exacto. Así debería ser el profesor de gimnasia ¿no? Digo, se supone que hace mucho ejercicio y eso... pero bueno, al parecer el director de éste instituto en la vida ha leído una novela juvenil de Wattpad. Porque si no las cosas serían muy distintas, eso está más que claro.

En fin, él es medio calvo, tiene ojos oscuros, apenas llega a 1.70 cm, es bastante... rellenito y está amargado.

-Bella ¿estás bien?-volvió a preguntar el profesor al no obtener respuesta por mi parte.

-Me duele un poco la cabeza...-solté un pequeño quejido haciendo una mueca de dolor.

Julia se abrió paso entre la gente y se posicionó delante de mí con una expresión de lástima fingida no, la siguiente.

-Ay perdóname-frunció el ceño y se llevó la mano al pecho.-Es que soy muy despistada-negó con la cabeza y le sonreí falsamente.

-¡Lo que tú eres es una perra!-gritó mi mejor amiga lo que hizo que todos comenzaran a reír, yo incluída.

La morena me miró con los dientes apretados y los puños cerrados y me limité a encogerme de hombros indiferente.

-Bien, suficiente. ¡Suficiente!-volvió a gritar el profesor Johnson debido a que nadie le hizo caso.- Bien, vete a por una aspirina o algo si quieres- asentí y me levanté del suelo con la ayuda de Sandy, que le agradecí con una sonrisa-¡Y vosotros!-gritó-¡A jugar!

Todos se posicionaron en sus puestos de nuevo mientras yo me alejaba de allí con una amplia sonrisa. Miré hacia atrás y le saqué la lengua a Bianca que me miraba de brazos cruzados y los ojos entrecerrados. Pude leer sus labios que me decían serás cabrona y eso hizo que mi sonrisa se agrandara más y le guiñara el ojo antes de que entrara dentro del instituto.

La verdad es que no me duele casi nada la cabeza, pero me estaba aburriendo allí, además, por lo que aporto, creo que ni me echarán de menos. Al final resulta de que Julia me ha hecho un favor y todo.

Qué malota eres, Bella.

Una vez que estaba en los vestidores, me cambié de ropa y volví a ponerme lo que llevaba antes, unos vaqueros, una camiseta negra y las deportivas Nikes. Ni siquiera me duché, porque no sude ni una sola gota.

Tenías que ser túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora