Capítulo 17

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Cuando sentía que me iba a quedar dormida escuchando a la profesora Smith explicar un nuevo método, escuché la voz del director por el megáfono. Toda la clase se quedó en silencio, incluida la profesora.

Buenos días. Por favor, señorita Buccheri vengase a la dirección en cuando pueda. Repito, señorita Buccheri vengase a la dirección en cuanto pueda.

Solté un sonoro suspiro cuando toda la clase se volteó a mirarme.

—¿Qué? —pregunté secamente de brazos cruzados haciendo que el idiota misterioso de mi lado soltara una risita.

—El director te ha llamado —me explicó la profesora.

—Lo sé —asentí —pero ha dicho que me vaya cuando pueda.

—Pues eso. Vé.

—Estoy en clase.

La profesora me miró incrédula. Supongo que no se esperaba que le contestara así. Mis compañeros nos miraban a la profesora y a mí como si estuvieran viendo un partido de tennis.

—Ni que estuvieras interesada un poquito en las matemáticas —le pisé el pie a Dave.

—Vé —la profesora me hizo un gesto con la cabeza indicando a que saliera.

Rodé los ojos y salí de la clase para ir a la dirección. Abrí la puerta sin molestarme en tocarlo y el director alzó la mirada de unos papeles que las tenía en sus manos para mirarme con desaprobación.

—Señorita Buccheri.

—Director —me senté con la cabeza ladeada y una sonrisa —¿ya quitó la revista esa?

—De eso quería hablar —. Alcé las cejas esperando a que continuara —No va a ser posible.

Reí secamente.

—¿Cómo?

—Que no va ser posible —me repitió y le miré con cara de pocos amigos.

—¿Por qué?

—Simplemente no puedo hacerlo y ya está.

—Vaya, que argumento... a no —fruncí el ceño —que no es un argumento. Eso es una mierda pinchado en un palo.

El director se quitó las gafas para mirarme asombrado e incrédulo.

—¿Un qué...?

Justo cuando estaba a punto de repetirselo negó y continuó hablando.

—La revista continuará, pero le garantizo que no volverá a publicar nada privado de usted. Ni de nadie más.

—¿Y para qué no lo quitás? Si esa mierda no va a leer nadie.

—Señorita Buccheri, ese vocabulario. ¿Está usted bien?

—Dentro de lo que se puede... se puede decir que estoy bien, si.

—Ha cambiado mucho en estos últimos dos años que no estuvo aqui. Usted siempre fue una alumna ejemplar —asentí desinteresada —sé que tuvo que ser dificil perder a su padre —le miré fijamente a los ojos — siendo tan jovencita. No sé, tal vez te vendría bien un poco de ayuda. Hablar con alguien...

—¿A ese alguien te refieres a un psicólogo? ¿De esos que apuntan todo lo que le cuentas y después les envia una copia a la familia? —alcé una ceja —no, gracias. Estoy fenomenal.

Me levanté de la silla y volví a clase. En cuanto entré todos se callaron y se me quedaron mirando. Los ignoré y volví a sentarme en mi sitio.

Tenías que ser túWhere stories live. Discover now