♡Capitulo 4

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Después de haber dejado a Aitana, las cosas no terminaron yendo como planeadas una vez que llegó a casa de Danika. Estaba planeado que la madre de Danika estaría entre 15 y 20 minutos y después se iría a cenar con unas amigas, y así tendrían tiempo suficiente para sus actividades indecentes. Justin llegó y como previsto, la señora Williams estuvo 15 minutos exactos, tiempo que ambos chicos estuvieron en el comedor muy atentos a sus libros. Una vez que se fue, ninguno de los dos perdió el tiempo y se dirigieron al segundo piso a la habitación. Al pensar que tenían tiempo, empezaron las cosas sin prisas. 10 minutos después la habitación había subido 3 grados, las playeras de ambos eran las únicas prendas que habían llegado al suelo y Danika le había dado solamente una mamada a Justin cuando el motor de un auto apagándose se escuchó en la entrada junto con los incesantes ladridos de los 4 perros que poseían en esa casa.

—Mierda —Murmuraron, ambos sexualmente frustrados.

Recogieron sus cosas y bajaron tranquilamente las escaleras al mismo tiempo que la mamá volvía a entrar resoplando con tanta frustración que ni siquiera se molestó en preguntar qué hacían arriba. Resulta que la señora Williams se había equivocado de fecha. Su reunión con sus amigas iba a ser la semana que venía, no esta. Es decir, no volvería a salir y sus planes se habían visto arruinados. Por eso mismo, mientras fingían seguir estudiando, pensaron en otra idea para salirse con la suya, porque de que cogían hoy, cogían hoy. Así, al rededor de las 10 de la noche que Justin estaba tomando sus cosas para irse, Danika le dijo a su madre que iría a dormir a casa de una amiga y Justin como el caballero que es, se ofreció a acompañarla. Y es que a pesar de que ambos tenían ya sus 20 vueltas al sol, Danika no quería que su mamá supiera que tenía una vida sexual activa, no que tuviera nada de malo, pero en dado caso, ya nunca le permitiría dejarlos solos en casa.

—Entonces, ¿tu cual de todas eres? —Caroline trató de romper el incómodo silencio con una sonrisa forzada.

—Ella es Danika, ya te había hablado de ella, ¿recuerdas? —Contestó Justin entre dientes, deseando que le siguiera la corriente.

—La verdad no, es que como siempre mencionas a una diferente, pues ya para mi todas dan lo mismo. —Entonces, Caroline se encogió de hombros y caminó hasta la sala junto con su mejor amiga, no sin antes pasar por el lado de Justin y golpeándolo en el proceso.

Aitana no se pudo sentir más agradecida con Caroline. Era obvio que Justin era un Playboy, pero nunca solía compartir detalles de sus conquistas, con ninguna de ellas. Siempre que terminaban enterándose de algo, –que era una vez cada mil años– era por rumores, amigos de amigos o por las redes sociales. Pero nunca de su propia boca. Así que todo había sido por puro despecho.

Justin, por el otro lado, al final prefirió ignorar a su hermana y sus niñerías. Inmediatamente se pudo dar cuenta que eran celos fraternales y no le fue muy difícil convencer a Danika de lo mismo. Al fin y al cabo, ambos estaban en la misma página de que sólo eran amigos con beneficios. O eso creía él.

—Entonces, ¿qué quieres hacer primero? —Preguntó él, comiéndosela con los ojos.

No hubo necesidad de decir nada más, Danika simplemente le devolvió la mirada y Justin entendió todo. Rápidamente posó su rostro en su cuello, haciéndola soltar una risa más fuerte de lo planeado. Rodeó su pequeña cintura con ambos brazos y comenzó a dar pasos hacia las escaleras, sujetándola firmemente para que no se cayera. Y una vez en las escaleras, la tomó como un costal de papas subiéndola a uno de sus hombros, le dio una pequeña nalgada y dejó su mano en su trasero para sostenerla. Por fin llegaron a su habitación, abrió la puerta y la cerró detrás de si con una patada. Entonces se acercó a la cama, y con un hambre inmensa la tiró sobre esta. Estaban haciendo más ruido del adecuado pero a ninguno de los dos le importó. Comenzaron a besarse y a desnudarse poco a poco, esta vez no había quien los interrumpiera.

Entonces, un fuerte golpe en la puerta hizo que Justin soltara un fuerte gruñido. Necesitaba coger ya. Se levantó a regañadientes y abrió la puerta de la habitación.

—¿Qué quieres? — Espetó.

—¿Pueden hacer más ruido? Es que todavía puedo escuchar mis pensamientos. —Su hermana reprochó con sarcasmo. Justin rodó los ojos y le cerró la puerta en la cara.

Acto seguido, Justin ya no estaba dispuesto a tomarse su tiempo. Entonces se sacó los pantalones junto con los bóxers lo más rápido que pudo sin despegar los ojos del cuerpo semidesnudo de la pelirroja. Se subió encima de ella, deshaciéndose de su ropa interior y sin esperar por nada ni nadie, la cogió en ese instante como si no hubiera un mañana y esta vez, siendo más ruidosos, a fin de cuentas eso había pedido Caroline.


—Es todo, me largo. —Aitana aventó la cobija que estaban usando y se levantó del sillón con intenciones de salir de esa casa cuanto antes.

—Aitana no, espera. —Caroline la alcanzó a tomar del brazo. —No te vayas, ¿qué haces?

—Tengo que salir de aquí, si escucho un gemido más voy a volverme loca. —Aitana se giró con brusquedad revelando sus ojos llorosos. —¿Por qué, Caroline? ¿Por qué ella? ¿Por qué todas menos yo?

Caroline entendió completamente a su amiga, con cada segundo que pasaba entendía que su corazón se quebrara más y más, pero no tenía palabras para ella. A pesar de ya haber estado en situaciones similares, sabía perfectamente que nada de lo que dijera la haría sentir mejor. Entonces la jaló en un fuerte abrazo, permitiendo que secara sus lágrimas en su sudadera. Caroline sabía que su hermano podía ser idiota pero le dolía en el alma que no se pudiera dar cuenta del diamante que tenía frente a sus ojos.

Love Me [j.b.]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ