4-Abuelos

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Me gustaba ir las vacaciones al pueblo de mis abuelos, vivíamos muchas aventuras, de momento éramos Eric, Ainara y yo, pero mi madre estaba embarazada del que sería nuestro cuarto hermano, sería el más pequeño.

Eric y yo nos parecíamos mucho, incluso nos preguntaban si éramos gemelos y eso que me sacaba cuatro años, tenemos tez blanca, la cara llena de pecas y unos ojos heredados de mi madre y mi abuelo, una mezcla entre castaños y verdosos, lo cual nos decían que eran muy bonitos, los de Eric más claritos que los míos. En cambio Ainara, era todo lo contratio, tanto de carácter como de aspecto, ella tiene tez más morena, ojos color café y la más rebelde de los tres, no paraba quieta, contestaba a todo y hacía lo que fuera por conseguir lo que se proponía, con ella me llevaba mal, siempre discutiendo y peleando, a parte que mentir era su especialidad y la de meterse en líos. Eric y yo teníamos carácter similar, tranquilos, algo tímidos y obedientes, nos gustaba hacer trastadas, pero las disimulabámos mucho mejor que Ainara.

Estabámos de camino al pueblo de mis abuelos, no me gustaba que hubiera tantas curvas en el camino, eso me mareaba y mi abuela si veía un conejo le decía a mi abuelo:

- Atropellale y así mañana hago arroz con conejo.

Mi abuelo soltó un bufido, ni que fuera el cazador de conejos para las paellas de su esposa, aunque si se llevaba alguno sin querer mi abuela lo hacía parar, lo recogía de la carretera y para casa.

Al llegar a la casa de mis abuelos, no podíamos entrar.

-Esto no abre- se quejó mi abuela

-Haber déjame a mí- le contestó mi abuelo -¿No te abrás dejado las otras llaves puestas?

- Ahora que lo dices... a lomejor las deje puestas- le dijo mi abuela -¿ y ahora cómo vamos a entrar?

Se quedaron pensativos, intentaron varias opciones, como entrar por alguna habitación, fue lo primero que se les ocurrió, pero todo estaba cerrado, mi abuelo dando vueltas vió la ventana del baño abierta, pero estaba muy alta para llegar hasta ella.

-Eric ven, se me ha ocurrido una cosa, te subo sobre mis hombros e intentas entrar por la ventana del baño, saltas a la bañera y nos abres.-dijo mi abuelo

Mi abuela no estaba muy conforme con la idea, pero ¿de qué manera íbamos a entrar?

Entonces mi abuelo cogió a Eric sobre sus hombros, acercandose a la ventana, se tuvo que poner de cuclillas y mi hermano pudo entrar por la ventana y de repente un sonoró ¡PUM! se escuchó.

- Eric, Eric- gritaba mi abuela

Solo silencio.

-Eric, Eric- empezamos a gritar todos.

Fue entonces cuando la puerta de la casa se abrió y estaba mi hermano ahí mirandonos, con cara de haberse echo daño.

-¿Porqué no has contestado?Me has dado un susto de muerte, ¿estás bien hijo?- le dijo mi abuela

-Sí, pero me he caído de cabeza a la bañera y he tirado todo- concluyó Eric

En ese momento me sentí aliviada, pensé que le había pasado algo mucho peor, aunque luego nos reimos de ello y del susto que nos dió.

-No te vas a quedar más tonto de lo que eres- le dije

-Hablo la lista- me contesto

Y seguimos riendonos e imitando el sonido de la caída. Pasar allí los días era algo que me agradaba, nos despertabamos y mi abuela nos tenía preparado el tazón de cola-cao con galletas y luego nos íbamos a jugar, volviamos a la hora de la comida, cuando mi abuela preparaba la comida ponía la radio en la ventana de la cocina (eran canciones antiguas) y nosotros imitabamos la canción a modo burla, después de comer seguíamos jugando hasta la hora de la cena, allí todo era tan perfecto, bueno no todo puesto que a mi hermano se le escapó un pedo en mitad de la cena y todos nos reímos, excepto mi abuela.

-Serás guarro, eso no se hace cenando- le dijo

Y se le escapó otro.

-Vete a la calle a hacer esas cosas, en la mesa no-dijo mi abuela, que se levanto y mi hermano se fue corriendo esquivando una zapatilla voladora lanzada por mi abuela, nos dolía la tripa de tanto reír.

Pero para mi abuela Eric era especial y único, lo acogió siempre como su hijo, se lo llevaban a todos los lados, era su ojito derecho, el niño más bueno del mundo y los demás envidiabamos eso, pero no solo de mi abuela sino también de mi abuelo, yo siempre pensaba que era porque habían querido tener un hijo varón y solo tuvieron tres niñas y Eric fue el primer nieto y aún encima era niño, para mis abuelos fue una bendición, lo amaban más que a sus propias hijas, es lo que he pensado siempre y desde luego él se lo merecía, todo el amor y lo que hacían mis abuelos por él. Aunque para nosotros era el favorito, algo que Eric odiaba escuchar, amí me divertía hacerle rabiar.




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