14. «La noticia»

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Hacía una bipolar noche ese miércoles; once para las nueve

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Hacía una bipolar noche ese miércoles; once para las nueve. Por poco llovía, por poco salía el sol en la mañana, y por poco el cielo se entintaba de un grisáceo y apesadumbrado clima al atardecer. Lisa pudo sentirse identificada con ese tiempo. Así era como se sentía, inestable a una muy grande magnitud.

Ella, en compañía de sus compañeras, estaba en un restaurante japonés. Como algo nada extraño, su manager Sangwon las había invitado a cenar con la cuenta pagada por ella.

Lisa soltó un corto suspiro y releyó el menú de la carta. Estaba en un dilema. No sabía qué elegir.

—Lisa, tal vez debas probar el ramen con salsa de ajo —sugirió Jennie—. En serio lo vas a amar.

Se pensó muy bien su sugerencia. No quería comer nada pesado ese día. 

Al final comenzó a hacerle ojos coquetos a uno de los platillos: un suimono o un consomé de almejas, como estaba descrito en la parte inferior del llamativo nombre. Lo eligió porque el nombre le daba hambre, sólo por eso. Nunca lo había probado. La experta en comida japonesa (o, bueno, un intento de ello), era Jen. Por ende, fue ella la primera en anotar en el cuadernillo de órdenes lo que quería esa noche, un uramaki y una bebida de arroz. Eran raros y tediosos gustos, a decir verdad. Comer y beber lo mismo en una cena, sólo que con un par de ingredientes distintos, no parecía ser nada apetecible. Pero a Jennie siempre le habían atraído esa clase de mejunjes.

—Yo quiero lo mismo que Jisoo unnie —anunció Rosie. Desde luego, Rosé había tenido que volver a tener un tono de pelo oscuro. Era lo que más le quedaba.

—Chaeyoung, pero si todavía no he elegido nada —Jisoo la observó con las cejas casi unidas.

Ya, pero es que yo confío en ti, unnie.

—Y si pido algo ¿y resulta que no te gusta? Vas a hacer que unnie pierda su dinero.

—No, porque, en ese caso, lo guardaré en la nevera para que te lo comas tú —y sonrió más.

Jisoo realizó un visaje con los ojos a su manager. Aquí ella decidió unirse a la charla.

—Chaeyoung, hoy amaneciste inusitadamente contenta, ¿no? Tengo que regañarte, lo siento, ya sabes que no suelo hacerlo, pero necesito decírtelo.

El ambiente en la mesa se tornó un poco denso. Todas fijaron su atención en su guardiana.

—Me contaron que estuviste distraída en todo el ensayo y que no parabas de interrumpir al coreógrafo para preguntarle cosas sobre el baile. El ensayo terminó con una media hora de retraso por tu culpa. ¿Qué te pasó hoy?

—¡Es verdad! —gritó Jennie con una mirada reprobatoria—. Yo también lo noté y, de hecho, te hice un comentario sobre eso mientras estábamos en la sala. Qué rara te pusiste, Chaeyoung, no parabas de sonreír y te equivocabas cada tanto en los pasos.

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