23. «Juego macabro»

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Lisa tenía una memorable frase inspiradora en su vida: si no preguntaba sobre lo que desconocía, iba a quedarse en la ignorancia. Esa situación fue perfecta para hacer muchas preguntas. Como no quedase fielmente segura de lo que había oído o de lo que las masas parecían forzarle a creer, no estaría en paz.

Sus latidos sonaron flojos cuando se dio cuenta de lo real que era ese evento. Dentro de la fastuosa oficina se encontraba gente que en su vida había visto, pero entre esos alcanzó a ver al secretario de su CEO supervisando por detrás del gentío lo que esa junta secreta dejara. Observó, además, a parte del personal creativo de la empresa escuchando con atención las instrucciones de su gerente y por supuesto notó también a personal de la otra empresa en cuestión, Big Hit Entertainment.

Aún no pudo creerlo del todo. No era un sueño, no había escuchado mal. No se trataba de que no se hubiera lavado bien las orejas o que su capacidad receptora estuviese deteriorada de un segundo a otro.

BlackPink aparecería con Bangtan en otro programa y todo mundo estaba listo para ello.

—Ya que será el regreso de dos grupos como ustedes a la pantalla, este programa no será cualquier programa, o al menos eso se tratará.

Su presidente siguió en su parlamento, casi para sí mismo, ya que en ocasiones daba la impresión de que estaba hablando solo.

—Así es, chicos —añadió uno de los agentes de Bangtan—. Decirles que este será un programa especial que tendrá por grabación tres días. Es el tiempo justo para lo que hemos pensado con el presidente Yang Hyunsuk y su equipo de trabajo. Os anunciamos pues que aparecerán en el programa de variedades 2 Days, 1 Night.

Lisa sintió un ruido en la tripa. Entonces, afanada, calculó cuánta sería la probabilidad real de dos cosas:

Inciso a, de que Bangtan se uniera a ellas luego de su distinguida fama mundial que les había permutado hasta ponerse al nivel de artistas del mercado estadounidense. Todo mundo conocía ahora a los chicos a prueba de balas. Es decir, el grupo era el más reconocido mundial y comercialmente dentro del universo del pop coreano. ¿Cuál sería el punto de que se permitieran profanar en la monotonía de un grupo como BlackPink para interactuar en un programa?

Eso iba de un gato encerrado.

En seguida pensó en el segundo y último inciso, y el que más inquietaba su estabilidad psíquica.

Pensó en cuánta era de verdad la probabilidad de que no corriera despavorida al observar en una misma habitación al que era su amor prohibido, un amor con el que, si no se engañaba, iba a convivir por tres días como si no existiera nada entre ellos... ¡Dos días y una noche!

Obviamente, su cabeza estaba hecha un horrible lío.

Sin saber qué decir, las chicas se miraron de reojo. Chaeyoung, a su lado derecho, le dio un apretón por el interior de su brazo, enviándole un ligero dolor. En el lado opuesto de la moneda, los miembros de BTS intercambiaron miradas con su staff y Jungkook, aunque muy atento, tuvo un semblante extraño para ella. La estaba poniendo nerviosa a propósito, tanto que necesitó que el techo de la sala saliese volando para que consiguiera respirar algo de aire fresco.

¿Por qué Jungkook no había nacido como uno de esos trolls nórdicos con nariz gigantesca, sin pelo, con un par de ojos que apenas y se lograban ver, una fea joroba y unos dientes podridos y amarillentos? Todo sería más fácil para ella si Jungkook no fuese lo que veía.

Trató de apaciguarse, pero inevitablemente recorrió con una mirada precavida su blanca piel. Se fijó primero en sus largos dedos que caían descansados entre sus piernas. A continuación subió al sitio donde las venas y los músculos se le transparentaban por el antebrazo al llevar una camiseta de manga larga recogida hasta los codos. Jungkook era el tipo de chico que cualquiera se quedaría viendo si se le veía caminar por la calle. Incluso se llegaría al extremo de torcer el cuello para no perder ningún ángulo del cuerpo que la naturaleza le dio...

Deja VuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora