Parte 1: Reiniciando....

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-Es increíble todo lo que se puede hacer en un año completo a puro esfuerzo, dedicación y empeño. Ver toda esta tierra floreciendo ahora me parece un sueño, Karime.

-Sí, Claudia. Este es el fruto de nuestro esfuerzo. Mañana comenzaremos a cortar los melocotones y fresas. Ya tenemos varios clientes y revendedores que nos compraran toda la cosecha.

-Me alegra tanto por ti. Solo los que te hemos visto luchar a diario, sabemos lo feliz que estas. Mañana tendremos casi todo el restaurante lleno. La publicidad que se ha realizado en la capital ha logrado bastante atención de la gente, por lo que tenemos todas las mesas reservadas.

-Gracias, Claudia, estoy consciente de tu esfuerzo, trabajo y solo tengo agradecimientos para ti y tus contactos allá en la capital.

-¿Necesitas algo más, Karime?-

-No así está bien. Yo me quedare acá un rato más. Gracias.

Claudia salió de la imponente terraza del Hostal El Pital propiedad de Karime Zablah.

Al regresar de nuevo al país, ella logro comprar una finca de casi dos manzanas y con la herencia de su padre, Carlos, levanto lo que ahora se conocía como uno de los mejores hostales de la zona norte de Chalatenango en El Salvador: Lugar de clima frio, agradable y húmedo. Había sembrado algunas frutos y después de varios altibajos, la tierra daba su fruto, así que ella comercializaba sus productos.

Un área de esa finca la destino a la construcción de un eco hostal equipado con un restaurante tallado a pura madera. Este espacio, tenía capacidad para doscientos personas y podía utilizarse una parte de este espacio para las celebraciones de festejos, reuniones, recepción u otros fines. El restaurante contaba con dos cocineras, una de ellas era Karime. También disponía de un área de piscina, un pequeño hotel con habitaciones rusticas y varias áreas para camping, las cuales en las estaciones de invierno, se llenaban por completo.

En fin no podía quejarse. Después de varios altibajos en su vida, finalmente había logrado cierta estabilidad y previsibilidad. Se había asentado en esa finca hacia más de un año y ya comenzaba a ver los frutos de su sacrificio y de su huida de los Estados Unidos. La naturaleza, la quietud, el paisaje y el aire fresco le habían devuelto la tan anhelada salud mental que ella necesitaba y pedía a gritos.

La noche caí rápidamente ante sus ojos. Ese contraste de colores, entre grises, negros y blancos, siempre le habían encantado. Todas las tardes venia a este ventanal para contemplar ese espectáculo y ya cuando los faroles de aceite iluminaban los caminos en los jardines y alrededores; regresaba a su casa de madera construida a un lado del hostal.

Comía algo ligero y luego se dedicaba a ver las noticias o una película, algo con lo que pudiera irse a la cama rápido. Ese día en especial debía estar impresionante. Así que sin pensarlo más, se fue a dormir de una sola vez.

La mañana amaneció completamente llena de neblina. La temperatura rondaba los ocho grados centígrados y todos los empleados de Karime, se encontraban ya de pie apoyando o terminando las tareas encomendadas. Su primera visita fue a la cocina para ultimar detalles sobre la presentación de los platos principales y sobre todo para los postres.

Siempre le encantaba imbuirse en la cocina, perdía la noción del tiempo solo cuando estaba ahí. Pero en esta ocasión debía de enfocarse en varias aéreas del restaurante y del hostal. Verifico cada uno de los detalles y todos se encontraban superados.

El lugar comenzó a llenarse cerca de las diez de la mañana. A los primeros en llegar, ella los recibía y los invitaba a conocer el lugar. Para ello, podían hacerlo a caballo o a través de un pequeño microbús que habían adaptado para dicho fin.

Parte II: Dinero, Traición y VenganzaWhere stories live. Discover now