III

18.7K 2.6K 1K
                                    

—¡Buenas tardes! Qué dese... —La chica se sorprendió por la llegada tan repentina de su cliente— Todoroki, cuanto tiempo sin verte por aquí.   

El chico mitad pelirrojo y mitad albino le dio una pequeña sonrisa a la florista. Todoroki se acercó hacia el mostrador, donde se encontraba la chica.

—Buenas tardes, Hana-san. —La chica se rió al escuchar el apodo que le había dado el chico hace un tiempo.

—¿Cómo has estado?, y tu familia ¿cómo están? 

—Bien. —Empezó a mirar las flores cercanas, para después mirar a la dependienta—. He visitado a mi madre, como me dijo la última vez...

La chica se sorprendió por lo que dicho. Su hermana era una buena cliente y amiga, que venía siempre que podía para comprar ramos de flores para su madre. Ella sabía el problema que tenía Todoroki, y siempre que pudo le daba ánimos para cerrar las heridas del pasado. 

—Bueno, usted y alguien más me ayudaron a entender mejor, —El chico agachó la cabeza—, y superar todo.  

—Me alegro por ti, Todoroki. —La chica se acercó al bicolor y lo abrazó. Sabía que él no era de ese tipo de estímulos, así que lo soltó inmediatamente—. Lo siento, me emocioné. —Rió por la cara de perplejidad que había puesto el muchacho.

—No se preocupe. —El joven miró hacia otro lado, pero luego volvió a la normalidad—. En verdad, voy de camino al hospital. Pasé a comprar unas flores para mi madre.

—Oh, me alegro. —La chica sonrió como siempre y chasqueó los dedos como si de una buena idea hubiese tenido—. Tengo las flores perfectas para tu madre, acompáñame.

La florista se fue hacia un lado de la tienda, seguida por el chico. Mientras la joven buscaba las flores para el muchacho, él solo la miraba en silencio. Encontró lo que estaba buscando y se las mostró a Todoroki pasándole una para que la examinara.

—Se llama pensamiento, —El chico miró la flor violácea, era hermosa—, son tan resistentes al frío que viven hasta en la nieve.

—Es muy linda.

—Tú también eres muy lindo. —Ante el halago, Todoroki tosió por los nervios y la sorpresa de este, provocando la risa de la chica—. No lo digo yo, lo dice ella. —Apuntó a la flor.

El chico suspiró para luego aceptar las flores que le mostraba la florista. Esta alegre empezó con el arreglo del ramo. Después de terminar, lo envolvió en una cinta para que todo se sujetara correctamente y se lo entregó al chico. 

—Aquí tienes, espero y te guste como quedó. 

El chico pagó y le dio las gracias. 

—Nos vemos, Hana-san. —Se despidió antes de salir por la puerta de cristal y tomar rumbo hacia el hospital. La chica solo lo despidió con la mano y una gran sonrisa.     

Se dio vuelta para ver el gran reloj colgado atrás de ella. Era hora de cerrar.


×××


Regreso a casa en el tren, la chica escuchaba las conversaciones de las demás personas; no es que fuese entrometida, pero la gente a veces habla demasiado fuerte como para no escuchar. Pero prestó atención a una charla entre estudiantes, que estaban sentados al frente de ella.

—¿Viste las noticias? —preguntó uno de los muchachos al otro mientras sacaba su celular.

—No, ¿qué pasó? —El chico se acercó a su acompañante para ver mejor lo que el otro le quería mostrar.      

Flores. [Shigaraki Tomura | BNHA]Место, где живут истории. Откройте их для себя