VI

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El sonido de su celular y la música que empezaba a sonar por el salón indicaba una llamada entrante. La chica dejó los papeles que sostenía encima de la mesa de centro y se levantó para poder coger el celular, que como siempre, lo había dejado en el estante de la entrada principal. Era una costumbre que tenía que corregir.

Llegó a la entrada y tomó su celular, vio el nombre y contestó de inmediato. 

—¿Aló, Fuyumi? —habló mientras acomodaba el celular en su oreja y apoyaba el codo en el mueble de los zapatos.

Qué bueno que contestas, Hana. —Se escuchó la voz desde el otro lado de la línea—. Te había enviado un par de mensajes, pero como no me contestabas decidí llamarte.

—Lo siento tanto, Fuyumi. He estado con la cabeza llena de números. —Rió.

Y si que lo estaba. 

Volvió al salón y se sentó donde antes se encontraba, al frente de los papeles repartidos por toda la pequeña mesa. Estaba llevando la contabilidad de la tienda, las cuentas y lo que había que pagar de su hogar. Un lío.

Seguramente también dejaste tu celular en la entrada.

—Ups, me pillaste. —La risa de Fuyumi traspasó el altavoz—. ¿Para qué me llamabas? Digo, no lo malinterpretes.

Sí, entiendo. No te preocupes. —Se pudo escuchar un poco de movimiento—. En verdad te llamaba para invitarte a almorzar hoy, mi padre no está y sabes que mis hermanos están más ocupados en sus cosas.

—Y el único que te hace compañía es Todoroki.

Pero él se fue a su campamento hace tres días. —Suspiró.

La joven se recostó en el respaldo del sofá y echó la cabeza hacia atrás, mirando el techo blanco de la pequeña habitación. Pensar en cómo se estaría divirtiendo el bicolor la llenaba de alegría, lo quería mucho.

—¿Te acuerdas cuando íbamos a campamentos nosotras? La última vez fue a los 16, y eso fue hace 5 años. —La chica se acomodó sentándose bien, si seguía en la misma posición de antes se dormiría—. Y respondiéndote; lo siento, no creo que pueda ir. Tengo que terminar algunas cosas por aquí.

Qué mal, debes estar muy ocupada. ¿No quieres que vaya a ayudarte?

La chica lloró internamente al saber que tenía una amiga tan gentil como Fuyumi, ya no se encontraban personas así en el mundo.

Dejó de perderse en sus tonterías y habló.

—No te preocupes, no quiero molestar. —Sabía que la albina recriminaría diciendo que no sería una molestia, así que habló antes que ella—. Además, ya estoy terminando. Si me desocupo te llamo, ¿vale?

Después de un poco más de charla entre ellas, decidieron cortar para que cada una volviera a sus cosas. Si fuera por ella hablarían hasta la madrugada.

Siguió centrándose en sus papeles, sacando cuentas y escribiendo datos. 

Al terminar se estiró para aflojar un poco las extremidades, había estado un poco más de 3 horas sentada sin moverse.

—Qué bueno que me di el día libre, jaja. 

Decidió levantarse e ir por algo de comer, su estómago se lo pedía a gritos.

Se fue a la cocina para empezar a hacer el almuerzo. No quería hacer algo tan ostentoso, así que sacó un poco de pollo y empezó a cortarlo, haría Karaage simple. 

Mientras empezaba a cortar en trozos el pedazo de pollo, pudo escuchar un estruendo en la sala. Se quedó quieta un segundo para escuchar mejor, pero como no hubo ningún sonido más, siguió con lo suyo. 

Flores. [Shigaraki Tomura | BNHA]Kde žijí příběhy. Začni objevovat