Epílogo.

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El silencio en la habitación daba una sensación de penumbra, todo lo que estaba allí parecía nunca cambiar de posición. Y eso era lo que más le molestaba al chico.

Se escuchó la puerta principal abrirse y unos segundos después apareció la silueta de Fuyumi por la entrada del salón, mirando a su hermano menor triste.

—Será mejor irnos, Shouto —habló la albina a su hermano, este la miró serio—. Ya recogí las cosas, no hay nada más que hacer.

—Quiero quedarme un rato, por favor.

Fuyumi miró como su hermano le daba la espalda, dirigiéndose al mueble de fotografías que tenia su amiga. Le daba tristeza ver a su hermano en ese estado, y era razonable pues una de las primeras personas que creyó en él ya no estaba.

—Te espero afuera, no tardes —dijo antes de salir por la puerta y cerrar.  

Volvió el silencio al salón. Todoroki revisaba los porta retratos que estaban encima del mueble, habían tanto fotografías viejas como recientes. El chico tomó un retrato entre sus manos y sonrió apenado, era una foto de sus hermanos y ella juntos.

—Por qué hizo eso, Hana-san...

El joven apretó con furia el recuadro hasta que sus nudillos estaban blancos de la presión. Siempre que recordaba ese momento, cuando los chicos le dijeron lo sucedido, la rabia invadía su cuerpo.

Decidió no frustrarse más e irse de allí, cerrar para siempre el hogar de su tal vez ex-amiga.

Antes de poder dejar el retrato de nuevo donde estaba, un pequeño papel doblado se deslizó por entre el marco y la fotografía. El chico la sacó en su totalidad de entre las dos cosas y la desdobló. 

Lo siento Shouto, algún día entenderás. Tal vez, cuando te enamores.

Hana-san.

Al leerla, Todoroki rápidamente arrugó la hoja con cólera. Le era incomprensible lo que estaba escrito allí.

—Si te hubieras quedado, sabrías de quién estaba enamorado...  

ooo

"El ambiente estaba tenso, las dudas aglomeraron la mente de la joven. Tal vez era una locura lo que iba a hacer, pero por amor todos cometen estupideces.

—¡Hana-san!

El agarre que mantenía con el rubio fue aflojándose, pero al parece el aspirante a héroe no se dio cuenta en ese instante. El chico se propulsó hacia el cielo, con la idea de que la chica se sujetaría fuertemente de él, pero al darse cuenta del peso liviano miró abajo como esta había soltado su agarre, quedándose con los villanos alrededor.

—Lo siento. —escuchó decir antes de que la distancia por la explosión fuese más larga. Este tomó el agarre del pelirrojo y todo el grupo se propulsó para poder salir de allí. No podían devolverse por la chica, ya no.

La joven cayó al piso de rodillas, se había alcanzado a elevar un poco junto con el rubio, pero deshizo el agarre justo a tiempo. Transformó sus manos en puños, sosteniéndose del piso para no desmayarse.

¿Por qué tenía que suceder así? 

Los sollozos que salían de su boca fueron parados, la presencia de Shigaraki hizo que levantara la mirada hacia el cielo. La mirada penetrante del chico fue cambiada por un pequeño destello, que solo la chica pudo apreciar.

—Mi princesa...

El chico extendió su mano hacia la joven, esperando que la tomara. La florista miró fijamente la señal de Shigaraki. La chica tomó la mano de Tomura, y este con cuidado de no tocarla con sus cinco dedos, la impulsó a levantarse, atrayéndola a él.

—No te dejaré ir nunca más... —susurró en su oído.

La chica agarró fuertemente la camiseta del chico, escondiéndose de su alrededor. Porque sabía qué desde ahora ya no podía ser solo un civil más, pues ya era parte de los villanos.

Una traidora."

Un suspiro inundó la desastrosa y pequeña habitación, recordar lo que había pasado hace un tiempo atrás le incomodaba.

Ya no podía salir normalmente, pues al igual que con la liga, ella era buscada. Tuvo que dejar su vida anterior atrás, con sus amigos y su pequeña tienda, para empezar lo que ahora era estar junto a Shigaraki.

En el poco tiempo que llevaba en ese lugar, había visto el comportamiento del villano y lo estaba conociendo como realmente era él. También estaba conociendo de a poco a los miembros de la liga, cada uno tenía una historia diferente de cómo llegaron a ser lo que son ahora. 

Era la otra cara de la moneda.

Aún sumida en sus pensamiento, escuchó la puerta de la pequeña habitación abrirse y segundos después cerrarse estruendosamente. Al darse vuelta se encontró de frente con el chico por quién dejó todo.

—Tomura —susurró extrañada. El chico no dijo nada, parecía tener la mente en otro lugar.

Antes de que la chica pudiera decir algo más, este se abalanzó hacia ella.

El abrazo imponente y posesivo del chico sorprendió a la muchacha, pero no dijo nada, solo dejó que el siguiera en ese modo. La florista sobó la espalda del chico y lo abrazó de vuelta.   

Tomura no era más que un niño encerrado en un cuerpo de un adulto, y para tratar con personas así se necesitaba demasiada paciencia, y amor. Porque lo que más le faltaba a Tomura era amor, amor que ella le daría, porque ya no lo dejaría solo.

—No me gusta cuando te pones así.

La joven deshizo el agarre del chico, quedando cerca pero no apegados. Posó sus delicadas manos en las mejillas de este; no tenía puesta la mano que tapaba su rostro, así que acercó sus labios a los de él para darle un pequeño beso.

—Te quiero, Tomura.

Claro que lo hacía, y lo cuidaría hasta que la muerte los separe.

Fin.

Flores. [Shigaraki Tomura | BNHA]Where stories live. Discover now