5: Gatos extraños

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Tormenta Moteada peleaba con el líder del Clan de la Sombra, Estrella Oscura. El gato era ya mayor, sin embargo, eso no le quitaba que fuese peligroso. El macho le propinó un doloroso zarpazo en el hocico. Gotitas de sangre volaron. La guerrera trató de saltar sobre él, pero el líder retrocedió ágilmente. Tormenta Moteada cayó al suelo torpemente.

-No te desanimes. Tengo mucha más experiencia que tú.- maulló el gato. Luego, le dio una patada en el costado. La gata lo miró con odio mientras se alejaba. La guerrera se levantó y se sacudió. ¿Por qué no la había matado o golpeado hasta obligarla a huir? Los gatos del Clan de la Sombra hacían eso. Y había tenido la oportunidad de hacerlo.

-Raro.- maulló. Después, fue a ayudar a su colegas.

- - - -

Zarpa Plateada estaba escondida entre unos arbustos cerca del campamento, temblando. Atigrado estaba junto a ella.

-Calma. Yo te protejo.- la tranquilizó.

La gata se acurrucó junto a él. Brisa se había ido a pelear. Era la más valiente de los tres. Pero, Atigrado no se había quedado por cobarde. Él quería estar con ella.

-Yo me quedo. Zarpa Plateada es importante para mí y quiero protegerla. Igualmente, somos muchos.-le había dicho a Brisa firmemente.

La gata ronroneó al recordar aquellas palabras. Zarpa Plateada estaba a gusto con Atigrado. Los dos eran muy unidos, a pesar que no eran hermanos.

De pronto, uno de los aprendices del Clan de la Sombra apareció, sobresaltado. Atigrado gruñó, se levantó y le bufó al gato.

-Eh, soy Zarpa Espinosa- murmuró el gato nuevo.

-No me interesa.- maulló. Dicho esto, se abalanzó sobre el gato.

-¡Ayuda!- aulló mientras Atigrado lo aplastaba y arañaba.

Repentinamente, una gata aterrizó elegantemente junto a Zarpa Plateada. Era Castaña. La gata color crema entornó los ojos de furia al ver a la gata del Clan del Trueno.

-Si tengo que pelear, lo haré.- maulló la aprendiza de curandera. Castaña, sorprendentemente, asintió, pero fue a ayudar a Zarpa Espinosa.

-¡Hermano!- gritó. Luego, le dio un violento golpe a Atigrado que lo dejó inconsciente.

Un hondo gruñido salió de la garganta de Zarpa Plateada.

-¡No lo toques!- exclamó, furiosa. Luego, corrió hacia Castaña y pateó su costado potentemente. La gata perdió el equilibrio, cayó y se deslizó unos centímetros en el suelo, moviendo las hojas rojizas que estaban allí. Era extraño, pues el golpe no había sido tan fuerte como para dejarla así...Zarpa Espinosa miró a Zarpa Plateada, aterrado. La gata blanca le dio fuerte un mordisco en la pata. El gato se fue, pero no valía la pena seguirlo. Lo siguió con la mirada hasta que desapareció entre unos árboles. Se parecía algo a Castaña, con aquel pelo largo y esos ojos brillantes. Se volteó y notó que la gata ya no estaba. Atigrado tampoco.

#1: Un nuevo amanecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora