IV

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Malcolm caminó en silencio en la casa grande, aún quería pensar que lo que pasó a su media hermana no era posible, fue hasta que entró en la habitación donde se dió cuenta que todo aquello había sido verdad. Annabeth estaba recostada sobre una de las camas, notando que estaba vestida con la misma ropa del día del ataque al campamento Mestizo. — ¿Ella sufrió? — preguntó el joven tomando asiento junto el cuerpo de su media hermana, una vez ahí se percató de la herida que tenía la muchacha sobre la garganta.

— No sé — murmuró Quirón al borde de las lágrimas, — La encontré días después de que partieran la misión.

Malcolm se quedó en silencio sorprendido por la cara que tenía su mentor, el centauro se veía demasiado afectado nunca antes lo había visto así. — Aún sigo sin perdonarme el no haberme percatado de la trampa, mi trabajo es cuidar de los semidioses y le fallé — añadió Quirón derramando un par de lágrimas.

— Ellos nos engañaron a todos — añadió Malcolm, intentando recordar lo último que había hablado con su hermana antes de que partiera en la misión. — Creo que mis hermanos, todos en el campamento deben saber, tenemos que despedirnos de Annie.

Quirón se mantuvo en silencio antes de asentir, había temido aquel momento, sabía que la noticia de la muerte de Annabeth iba a terminar por derrumbar los ánimos en el campamento, pero el hijo de Atenea tenía razón, ya no podía ocultar más aquello.

— Reúne a todos los campistas, seré quien de la noticia — dijo Quirón, el hijo de Atenea solo asintió antes de abandonar la habitación dejando a un triste Centauro.

Salto de Línea.

Kinzie observó por última vez a la Diosa, no pudo evitar derramar una lágrima, las cosas se habían complicado demasiado en las últimas horas. Tal vez si Percy no hubiera muerto habría sido más fácil convencer a las cazadoras de mantenerse unidas, ahora era tarea suya intentar mantener unido al campamento. La chica caminó lentamente por el campamento Mestizo, se podía percatar que los ánimos en aquel sitio no eran nada alentadores. Nunca le había gustado estar en el campamento Mestizo siempre había muchachos corriendo por todo el lugar intentando llamar la atención de las cazadoras más jóvenes, pero ahora no observaba a nadie feliz, todos tenían el mismo rostro desencajado, hasta que observó a dos chicas, las cuales intentaban mantenerse alejadas del resto de semidioses.

— Hola — dijo Kinzie mientras se acercaba con las dos hermanas. — ¿Alguna de ustedes se encuentra herida?

— No estamos bien — respondió Hylla sin dejar de abrazar a su hermana.

— ¿Cómo conocieron a Percy? — preguntó la amazona.

— Él y sus amigas fueron al mar de los monstruos en busca del Vellocino, mi señora Circe fue alertada, los Primordiales quería que ella entregará al niño, pero ella en cambio decidió ayudarlo — respondió Reyna, Kinzie se mantuvo en silencio sorprendida de aquello.

— ¿Saben si Percy habló con Aura? — preguntó Kinzie.

— Si, antes de llegar al motel donde nos encontraste fuimos atacados por ella, aunque parecía que la presencia de aquella chica lo afectó — añadió Hylla.

— Gracias, si quieren ayuda pueden venir con las cazadoras, ellas estarán encantadas de ayudarles — dijo Kinzie alejándose de las dos hermanas, tenía que encontrar a las cazadoras, para su suerte las chicas no estaban muy lejos, ellas se habían refugiado en el campo de tiro con arco.

Y las cazadoras se encontraban igual o peor que el resto de semidioses, algunas de las chicas habían seguido el ejemplo de Zoe y se habían desprendido de su uniforme de caza, algunas otras habían optado por usar las llamativas playeras naranjas que utilizaban en el campamento.

Percy Jackson el Héroe de la Caza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora