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CAPÍTULO 8.
Última hora.

—¿Qué tal en tu entrevista, Zazu?— me saludó mi hermano desde el sofá cuando abrí la puerta de la casa.

Yo sonreí.— Nunca he querido tanto un trabajo como ese... ¿Sabes que tienen una sala llena de instrumentos?

—Es increíble...—susurró.

Levanté los brazos.— ¡Claro que es increíble! ¡No sabes lo feliz que...!

—A eso me refiero Lou, que veo como poco a poco estás recuperando la felicidad, y no sabes lo que me hace sentir eso...—dijo para después abrazarme.— ¿Sabes qué? ¡El primo Gabri y la tata Carolina vienen dentro de poco! No nos vemos desde que hace mucho, tengo muchísimas ganas...

Carolina era una mujer con padres de nacionalidad española nacida en los Estados Unidos, aunque en realidad no seamos familia, al ser la mejor amiga de mis padres y al no tener mis padres hermanos, se había convertido en nuestra tutora legal. Ella y su hijo Gabriel residieron en la misma calle de nosotros hasta que el pequeño cumplió 8 años, que fue donde regresaron a España ya que Caro era una mujer soltera y necesitaba un entorno nuevo.

Tras recibir tal noticia, decidí llamarla, y después de haber estado conversando dos horas como mínimo con ella por Skype, me contó porque regresaban a Los Ángeles. Su pequeño —ahora ya no tan pequeño, ya que tenía mi edad— se había apuntado a un programa de intercambio y tras horas y horas tras el escritorio había conseguido plaza en nuestro instituto. Iban a regresar por un mes. Me alegré mucho al oír la noticia ya que de pequeños habíamos sido como uña y carne, aunque los realmente afines siempre fuesen Aiden y Gabri.

Volví al salón y me sorprendí al ver a Drew tirado en el sofá junto a Aiden jugando a Dios sabe qué en sus portátiles.— Hola Lou, hay pizza, ponte cómoda.

—Es mi casa pero gracias, niño adoptado.— el rió y yo recogí los cojines que habían tirado al suelo. Al ver que no habían dejado hueco para mí en el sofá volví a mi habitación y cansada de todo el día me tumbé en la cama.

Cuando ya estaba quedándome casi dormida, oí a mi móvil vibrar. Rodé los ojos, si me tenían a una puerta de distancia que trabajo les costaba...

Me extrañé al recibir un mensaje de un destinatario desconocido.

Hey :D Debías de haber visto la cara del señor Parker cuando le dije que nos apuntaríamos, se puso como loco.

Sonreí al ver que era Levi, pero aun así ¿cómo había conseguido mi número? Le escribí de vuelta pero cuando fui a presionar enviar llamaron al timbre del piso.

Al ver que ninguno de los dos mandriles iba a despegar sus traseros del sofá, me levanté y arrastrando mis zapatillas de deporte por el pasillo y abrí la puerta, encontrándome con la pequeña Nairobi y una de sus mamás.— Perdona por las molestias, sabemos que es el primer día, y que apenas conoces a Nai, pero nos ha surgido una urgencia y no podemos dejarla con nadie en estos momentos...

Al lucir tan preocupada acabé asintiendo e invitando a la pequeña a pasar. Me despedí de su mamá y le aseguré que todo iba a estar bien, no me iba a resultar ningún problema que pasase un par de horas conmigo.

—¿Quiénes son estos?—tenía su pequeña mano entrelazada con la mía y se encontraba detrás de mí por timidez.

Me agaché a su altura y la miré a los ojos.— No te preocupes por ellos, son tontos, ven conmigo, no les tengas miedo.

Entré en el salón y carraspeé para que los dos me mirasen, pero todo fue en vano ya que al parecer su juego era mucho más divertido que todo lo demás. Volví a carraspear y de nuevo, nada.

—¿ESO ES UN PIANO?

Nai se dirigió hacia el teclado que teníamos en una estantería, más de decoración que otra cosa, porque a pesar de que supiese tocar, todo me recordaba a ellos, a mis padres. Y no podía aguantar ese sentimiento en mi pecho cada vez que mis dedos se deslizaban por las teclas. Todavía sigo pensando como fui capaz de hacerlo con Levi.

Quizás su compañía te dio fuerza.

Sacudí mi cabeza para alejar aquel momento de mi mente, para encontrarme dos miradas expectantes y como Nairobi daba pequeños saltos intentando llegar a la estantería.

—Chicos, ella es Nairobi, mi mejor amiga—ella me sonrió cálidamente al oír como la introduje.

Aiden tomó la delantera.—Yo soy su hermano, Aiden ¿adivina quien es el mayor?

La pequeña frunció el ceño y empezó a contar con sus pequeños dedos—dios sabe qué cuentas estaba haciendo—y cuando pareció dar con la respuesta, miró fijamente a Drew.— ¡Yo a ti te conozco!

—¿A mí? Debes de haberte confundido con alguien...—murmuró Drew para después mirar a otro lado.

La sensación de que el rubio nos estaba ocultando algo no abandonaba mi pecho y realmente me preocupaba que le hiciese daño a Aiden. Volví a mirar a Nai y me señaló a mí.— ¿Pero cómo los has sabido? ¡Si yo soy más alto!

Ella cerró los ojos y encogió sus hombros. Todos soltamos una carcajada mientras Aiden se cruzaba de brazos, algo indignado.

Como cada vez que Drew venía, sacamos los juegos de mesa, esta vez jugando con equipos y un par de palabrotas menos. El equipo de las chicas triunfó (y no todo fue mérito mío, es más la pequeña era la mejor de todos jugando al trivial) y aquella improvisada noche acabo siendo una de las mejores.

Wow, la chica de auriculares dejándome en visto, ¿debería de sentirme ofendido?

Definitivamente, de las mejores.

...

huolaaaaaaa chicxs

aquí estoy, con madness de nuevo, porque al final la que va a acabar mad soy yo :D

la recomendación musical del día es 'novels' de rusty clanton.

nos leemos,
mimi x

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⏰ Last updated: Sep 23, 2017 ⏰

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madness || Levi JonesWhere stories live. Discover now