12

4.2K 440 279
                                    

Craig

Me encontraba en la puerta de casa de Tweekers, el sol apenas salía y sentía que el suéter me estaba haciendo sudar a pesar del frío que siempre había en este basurero. Incluso sentía que mi cabello comenzaba a sentirse húmedo por el sudor.

— Ho-hola, cariño — susurré, intentando practicar como saludaría a mi, ahora, novio. — ¿Honey?, ¿Bebé?

Sentí vergüenza de cómo esas palabras salían de mi boca. Creo que mi dignidad se había ido tres metros bajo tierra o se había suicidado. No sabía cómo sentirme respecto a esta situación, nunca me había preocupado por cómo actuar en una relación.

Pero saber que Tweek me quería hacía que el corazón me saltara de felicidad. Una alegría que jamás en mi vida había experimentado.

— ¿Craig? — escuché su voz adormilada junto a la puerta cerrándose.

El rubor en mis mejillas apareció de nueva cuenta, haciéndome sentir más estúpido de lo normal, sentí la lengua chocar con mis dientes, pero sin poder emitir alguna palabra entendible.

— Buenos días, mi rubio — las palabras salieron tan natural que no fui capaz de darme cuenta de lo que había dicho hasta momentos después.

— ¿M-Mi rubio? — sus pecas se perdieron entre el sonrojo que apareció en sus mejillas, mientras veía como sus piernas comenzaban a temblar.

Me sentía realizado de ser quien causara ese descontrol total en Tweek, y quería que las cosas siguieran así.

Tomé el termo de café de sus manos, para así evitar que derramara alguna gota. Era obvio que esa era su droga y la necesitaría para sobrevivir el resto del día en la escuela.

— ¿Has dormido bien, Tweek? — interrogué, tratando de hacer conversación mientras buscaba la forma de tomar su mano.

Sentía que me estaba exigiendo mucho, ya que nunca tuve esos tratos con alguien y me estaba basando en los tratos que mis amigos tenían con sus relaciones.

— Craig... — escuché murmurar a Tweekers, poniéndole atención enseguida. — Es tu primera vez, ¿verdad?

Ahora era él quien mantenía la cordura, mientras yo me sentía entre la espada y la pared. Era extraño el tener experiencia en lo jodida que la vida podía ser, pero de los momentos felices... En eso no sabía nada.

— Sabes bien que nunca fui bueno con las relaciones... — respondí, con una media sonrisa en el rostro.

Él lucía tan calmado, incluso los rayos del amanecer al chocar con su piel dejaban ver unos colores que nunca había notado antes.

— Sé que no eres bueno en muchas cosas, Craig — rió, acercando su mano a la mía para entrelazar nuestros dedos. —. No te voy a juzgar por tus errores del pasado, al contrario... Quiero que ambos podamos crecer en esta relación. Llenarnos de recuerdos de primeras veces juntos.

De nuevo el ardor en mis mejillas se hizo presente, era increíble como unas palabras de él podían acelerar de tal forma mi pulso.

— Tengo miedo de hacerte daño, pero creo que no sería capaz de dejarte ir si eso sucediera — confesé.

— Fucker, eres quien más me protege en este pueblo — se acercó a abrazarme, pasando sus brazos por mi cuello. —. Tampoco toleraría la idea de perderte.

Fue ahí que me di cuenta que sólo estaba jugando a hacerse el fuerte. Tener su cuerpo tan cerca me hizo darme cuenta que aún temblaba, pero de forma más discreta a otras veces. Podía sentir como su corazón estaba a punto de salirse del pecho, al igual que el mío.

Rolling [Creek]Where stories live. Discover now