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- Ifén, despierta... Ifén... -un suave sarandeo hizo que Ifén despertara, sus suaves ojos verdes brillaron en la oscuridad.

- ¿Qué sucede? -su voz estaba ronca debido al sueño, se percató de la respiración acelerada de Rose, rápidamente se enderezó y la miró directo a los ojos. Rose dejó escapar un suspiro de fastidio, tomó su frente y comenzó a caminar hacia el gran ventanal de la habitación. 

- Ésto es humillante, cómo haré para perdonarme -dijo, en su tono había un tinte de furia, luchaba por controlarse. Ifén ladeó su cabeza, ella lo miró por encima del hombro.- No entiendo cuál fue el  detalle que se me ha escapado, pero están buscándome, debemos irnos de aquí.

- ¿No sería de más riesgo que salgamos de aquí? 

- Fui cuidadosa Ifén, lo sabes. Si aún así han logrado localizar a mi familia, están demasiado cerca de encontrarme a mi. Mi madre ha llamado, rastrearán la llamada. Iremos a otro país, en cualquier vuelo. No lo cuestiones, cariño. Solo prepárate, iremos al aeropuerto enseguida. -Ifén hizo un asentimiento, y solo guardó silencio.

Rose recogió todas las fotos que habían en la cama, se aseguró de no dejar nada que le perteneciera, se aseguró de no dejar nada que pudiera levantar sospecha. 

Salieron del hotel sin levantar sospechas, el encanto de Rose, hacía siempre un buen trabajo. Subieron al auto, y partieron al aeropuerto, Ifén sabía que le esperaba viajar a 120km/h de nuevo, pero no le importaba, no se asustaría ahora.

Era la primera vez que algo estaba escapando de las manos de Rose, se encontraba acorralada entre esos sentimientos de nervios y dudas, y temía no poder enfrentarlas. Se encontraba lidiando con ellas, y al no conseguir que se fueran, se sintió aún más humillada, ésto era  fatal.

Al llegar al aeropuerto, bajó del auto, Ifén cargó con la maleta. Rose posó su vista en una mujer de aproximadamente 40 años de edad, utilizó su poder y manipuló la mente de ésta mujer al observar que estaba sola, la belleza de la mujer llamó la atención de Rose, era parecida a su madre, pero no más hermosa. 

- Tu nombre es Vanessa Lawliet, madre de Rose Lawliet. Transportación de recuerdos maternos. -mirando fijamente a la mujer pelirroja, trasladó todos los recuerdos que tiene de su madre a la mente de la mujer. 

- Hola, cariño. -la voz de la mujer era totalmente diferente a la de su madre, pero se acostumbraría. Ifén miró con sospecha la escena, no entendía los planes de su ama.

- Ifén, quédate con ella. Volveré en un momento. -Rose caminó hacía el mostrador donde compraría los boletos, acomodó sus guantes negros, y distraída a su paso, impactó contra un hombre. Éste se disculpó inmediatamente, sus miradas se encontraron, el ceño fruncido de Rose desvanecía de su rostro lentamente, al igual que el del hombre, él le regaló una sonrisa, Rose quedó inmersa en la profundidad de sus ojos marrones, algo dentro de ella reventó, no podía decir ni una palabra.

- ¿La he lastimado? -la sonrisa del hombre desapareció y su expresión cambió a la de un rostro preocupado, se acercó a Rose, tocó su brazo y la recorrió con la mirada, intentando averiguar si estaba bien. 

- No. Yo... -Rose mordió su labio, e hizo un amague de alejarse, él la soltó y volvió a sonreír para ella.- Disculpa, debo irme. -Ella se dio media vuelta y caminó con apuro. Cerró con fuerza los ojos, y suspiró profundamente, como si intentase recuperar la estabilidad, pero el colmo era que aquel hombre llamó su atención y le ha robado lo único que la mantenía cuerda, ahora se sentía caminando sobre una cuerda floja en tacones, cruzando un abismo infinito. 

- Tres boletos a Río de Janeiro, primera clase. El primer vuelo que salga por favor.  

- Por supuesto. El siguiente vuelo es dentro de veinte minutos. -Rose agradeció para sus adentros, cuánto antes mejor.

La sombra de tu presencia [Pausado]Where stories live. Discover now