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Cerraron sus ojos, y fingieron estar dormidos, lo cierto era que ambos planeaban la forma descubrirse el uno al otro, los nervios comían la mente de ambos, a parte de todo el dilema formado en tan poco tiempo, algo nuevo crecía en el interior de ambos, si permitían que eso siguiera su curso, todo acabaría mal.

Escucharon por el altavoz que habían llegado a Brasil, él abrió sus ojos y miró a Rose que aún tenía los ojos cerrados, admiraba su belleza, admiraba esa energía que amenazaba con cambiar cosas en su forma de pensar, ¿y si la dejaba ir? -pensó, sacudió la idea, no podía desviar su atención del trabajo que hacía, era un detective, era lo que hacía, y los sentimientos no debían intervenir, era su lema. Rose sintió su mirada, abrió los ojos y él los apartó de ella inmediatamente, pero ya se había dado cuenta que la estaba mirando por un buen rato.

Los pasajeros bajaron de a poco, Ifén acompañó a Rose junto a la madre sustituta, Rose se dio media vuelta para buscar a Judas quién se encontraba a una distancia prudencial hablando por teléfono, eso prendió la alarma en Rose, y se apresuró dejándolo atrás. Fueron al sanitario del aeropuerto, cerró la puerta con seguro, y sacó una hoja de papel y escribió algo en él para Ifén.

Ya no es seguro para ti estar conmigo, me duele tener que pedirte ésto, pero debo continuar éste camino sola, ¿de acuerdo? 

No quería que alguien escuchara, por eso lo hacía por escrito. Ifén la miró con los ojos muy abiertos y quiso negar con la cabeza pero Rose escribió de nuevo:

Irás al bosque, al amazonas, conocerás un nuevo ambiente y serás feliz, estarás seguro allí, necesito que estés a salvo, en tu forma natural, prometo visitarte cuándo vuelva a tener las cosas bajo control. 

Ifén sintió arder sus ojos, y Rose se puso dura para no dejar que sus ojos derramaran lágrimas, de verdad le dolía, pero no se arriesgaría a que él sufriera por culpa suya. Él asintió y Rose escribió por última vez.

Ten cuidado, no permitas que nadie te haga daño, defiéndete tanto como te sea posible, solo cuídate. Adiós Ifén, hasta que nos volvamos a ver.

- Adiós, Rose. - susurró. Ella lo convirtió en cuervo, sacó de él una pluma para que cuándo llegara ella lo supiera y lo convierta en su forma natural. Lo tomó y lo dejó volar por la ventana, cuándo se dio media vuelta encontró a su madre sustituta, y pronto pensó que sus planes habían cambiado drásticamente, y que necesitaba estar totalmente sola en ésto.

- Vete a un lugar donde nadie sepa, solo tú, y pónle fin a tu vida. -dicho ésto, la crueldad de sus actos le dio una punzada en el pecho, pero estaba en apuros, y nadie importaba más que ella y su amado poder. Salió del sanitario y la dejó allí.

De prisa, buscó un taxi, y se dirigió a la casa de verano que tenía con su madre, en medio de una isla.

Cruzó  el agua en una lancha, y llegó por fin. Sintió que Ifén también había llegado a su destino, cerró sus ojos y susurró:

- En un jaguar. -lo vió en su mente convertirse en su forma natural, y suspiró aliviada.

Éste lugar realmente le traía buenos recuerdos, y la hacía sentir en paz. Le encantaba la casa ya que ella la había decorado a gusto. Era parecida a una cabaña, en la entrada había una enredadera de rosas rojas que ella había puesto la última vez, cuándo llegó vio que las rosas estaban hermosas y estaban esparcidas por toda la entrada.

El sol comenzaba a ocultarse en el horizonte, el ruido del agua la relajaba, decidió quitarse lo que traía puesto e ir a nadar, por un momento se sintió de nuevo una quinceañera, sin preocupaciones, sin nada en la mente, dejó su mente en blanco y dejó que el agua se llevara la tensión.

La sombra de tu presencia [Pausado]Where stories live. Discover now