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Judas sentía las miradas penetrantes que estaban sobre él, esperando alguna respuesta de esperanza. El mundo estaba aterrorizado, ya nadie podía hacer nada más que ver cuántas personas morían cada hora de todos los días, y comenzaban a morir inocentes en consecuencia; cada delincuente que moría, cada asesino, cada persona que moría por ser calificado no apto para vivir tenía una familia, alguien que esperaba que cambiara, que salieran, que los amaba, que deseaban poder hacer algo por ellos, estaban envueltos en dolor e impotencia y tomaban el suicidio como salida, muchos... muchos de ellos.

- Aún no tengo nada sobre el asesino. -respondió sin más. Nunca había mentido sobre un caso que le habían asignado y el rostro sorprendido de los oficiales que estaban allí en la oficina lo ponían entre la espada y la pared.

- ¿Nada de Nada? -la voz se quebró al final, suspiros de cansancio se escucharon de coro, gestos de exasperación se colaron en otros rostros. Judas tenía la cabeza ligeramente inclinada pero la mirada recorría y se posaba en cada uno de ellos como el filo de un cuchillo.

- Ni una pista. -respondió sécamente y se dio media vuelta para marcharse. Sus pasos lentos resuenan en medio del silencio, nadie lo detuvo y se alejó... se alejó dejando que su mente lo torturara nuevamente.

Judas es un ser invencible, en él se podía encontrar a un hombre completo, con todos los atributos y virtudes, podía encantar a cualquiera, pero es que él no era de éste mundo.
Él podía descubrir cualquier cosa de forma tan inmediata, un caso que para otros es tan complicado, para él resulta ser nada, tenía una mente sumamente activa y desarrollada. Y no le costó descubrir a Rose, lo hizo de nuevo, pero hay algo en ella que la cautivó, y ahora estaba luchando con la idea de entregarla, y la verdad es que sabía que no lo haría pero era su trabajo y el hecho de tener que hacerlo por eso, lo mataba.

El horror se comenzaba a sentir en cada paso que se daba. Rose ya no medía su poder, se estaba desquitando, se estaba divirtiendo, tenía una mente perversa y Judas no sabía cómo sentirse al respecto, tenían indudablemente cosas en común pero la maldad era algo que a él no le iba para nada.

Le encantaba vigilarla, era su trabajo de todas formas, al parecer ella no se daba cuenta pero él sabía que lo podía sentir, y lo sabía por la sonrisa que ella tenía en el rostro cada vez que llegaba a donde ella estaba.

Le encantaba su estilo y forma de vestir, era sumamente femenina y su aroma a rosas y agua de lirio lo enloquecia tanto...

Estaba leyendo un libro en una cafetería, llevaba puesto un conjunto rosa pálido, tan veraniego, él la observaba desde lejos, y sonreía con las expresiones que provocaban las líneas que ella leía.

- ¿A quién estás estudiando? - Murdorch, el jefe de policía lo apretó en el hombro, él se puso tenso de inmediato y desvió la mirada de Rose.

- A nadie, sólo estoy tratando de pensar. -respondió y por un momento temió por Rose. Murdorch tomó asiento frente a él, sus ojos azules y desgastados provocaron a Judas un cansancio terrible.

- Sabemos que para ti no hay nada imposible de descubrir, pero nos está preocupando sobremanera que no tengas nada aún  y eres la esperanza que nos queda... lo que fuere que esté desatando ésta tragedia, está consumiendo al mundo y no tenemos forma de pararlo. -Judas miró un segundo a Rose y no podía creer que una mujer tan hermosa y de apariencia tan dulce esté haciendo esto. Suspiró cansado y miró a los ojos de Murdoch.

- Creo que no se trata de nadie.  Tengo mis teorías pero aún tengo que estudiarlas. ¿No le parece que ya hubiera sabido quién es si se tratara de alguien? -Con esas palabras decidió esconder a Rose, y definitivamente no la iba a entregar a la justicia, ella le gustaba y deseaba estudiarla a profundidad pero para él, sólo para él.

- Entiendo que es complicado, realmente empiezo a creer que podría no tratarse de alguien, pero es terrible, se trata de algo que implica demasiada astucia o algún poder que no conocemos, no tengo  idea de donde iremos a parar.- el viejo hablaba demasiado y eso sofocaba a Judas, se levantó y puso su chaqueta sobre su hombro, miró a Rose una última vez, y ésta vez ella encontró su mirada y la sostuvo unos segundos, ella sonrió con superioridad y bajó su mirada al libro.
Ella había escuchado la conversación, o había leído la mente de Murdoch, pero ahora sabía que Judas se interesaba en ella. Él la miró muy serio y enseguida retomó su atención al oficial que estaba sentado, con la mirada perdida.

- Espero poder encontrar respuestas pronto. -dijo y se retiró.

Aún se encontraban en Brasil, pero ahora el equipo de Policía se estaba retirando, con la creencia avalada por Judas de que en Brasil no hay grado de  sospecha. Todo dependía de él, y él dependía de ella, eso frustraba tanto su mente y a ella eso la alimentaba.

La esperó en su cabaña nuevamente. Recorrió su cuarto, miró la caja de cigarrillo y abano que estaban sobre su mesa de noche, el ambiente le resultaba acogedor, era tan clásico así como ella, se dio cuenta que las rosas rojas era un simbolo fuerte para ella, porque por donde mirara habían mazetas llena de ellas.
Escuchó la puerta abrirse y cerrarse, se paró y metió una mano en el bolsillo de su pantalón esperando que entrara a su cuarto.

Verla en ese conjunto rosa lo volvió loco, trago saliva al verla, ella quedó en la entrada de la habitación mirándolo con curiosidad.

- ¿Quieres hablar? -preguntó Rose, su tono fue muy suave, tanto que causó  desconcierto en Judas.

Él se acercó a ella, cerró la puerta tras de sí, y la tomó de la cintura, la besó apasionadamente, su respiración era fuerte, Rose dejó que la besara porque realmente lo deseaba, a ninguno le importó cuán peligroso podía ser para ambos estar implicados de ésta manera.

La obsesión se abrió paso entre los dos, era el comienzo de algo que podría no terminar bien.

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⏰ Ostatnio Aktualizowane: Jun 25, 2018 ⏰

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La sombra de tu presencia [Pausado]Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz