Capítulo 3

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¿Último día? Pero si yo había muerto en diciembre, ¿tanto tiempo había pasado? Busqué un calendario con la mirada, cuando lo encontré pude ver que ya estaban en junio, 6 meses ya habían pasado desde mi partida, así que sí era cierto que el tiempo es diferente en la otra vida, para mí solo unos cuantos minutos, para mi familia meses. Aunque al ver a mi familia esos seis meses no habían sido el tiempo suficiente para que se recuperaran de su dolor, suspiré y la seguí.

Vi con tranquilidad como subía al autobús, pero todo se destruyó cuando la vi ignorar a todos sus amigos y sentarse en el último asiento evitando a todos los que intentaban hablarle, incluso a Sophie quien era su mejor amiga desde que puedo recordarlo. No era justo que mi hermana se estancara así en su dolor, no, ella no se lo merecía.

Seguí a Emma a sus diferentes clases, aunque me levantaba un poco el ánimo ver que sus amigos intentaban ayudarla, pero ella solo los alejaba. Puse mi mano sobre la suya con la esperanza de que pudiera sentirme, pero al parecer solo sintió frío pues la retiró rápidamente e intentó calentarla con su aliento. Era su cuarta clase cuando entró una alumna de preparatoria, su cabello oscuro y corto brillaba y destacaba por los mechones de colores, ese aspecto solo le podía pertenecer a Tooth, no diría que éramos muy amigos, ella era parte del grupo de Prefectos o mejor conocidos como Guardianes y aunque a los miembros de ese grupo, especialmente uno de ellos, les gustaba ignorar a los demás a menos que estuvieran causando problemas o fueran alumnos excepcionales, ella no era así, incluso me había ayudado en algunas materias, no podía negar que esa chica me gustaba bastante, era tan divertida, lista, amable, graciosa, sincera... pero cuando alguien la hacía enojar, bueno, solo diré que tiene un buen gancho derecho. Salí de mis pensamientos cuando vi que se acercó a Emma, le dio un dibujo y una bolsita con lo que parecía ser caramelos, le sonrió antes de abrazarla.

-Vas a estar bien pequeña, él siempre estará contigo...sé que te amaba como a nadie en el mundo- su voz, normalmente segura, ahora estaba quebrada.

-Gracias señorita Toothiana- Tooth estaba por decirle algo más cuando sonó el timbre- adiós- dijo antes de desaparecer entre el mar de estudiantes.

Cuando vi a Tooth marcharse acerqué mi mano a la suya para poder ver su marca, estaba a unos cuantos centímetros cuando comencé a temblar, si era ella como iba a poder explicarle todo esto, además eso me podría quitar tiempo de mi estadía en esta vida, sin más la dejé marchar. El resto del día fue bastante normal, todos se despedían de sus amigos como si no se fueran a volver a ver, me sentí un poco abrumado por las muestras de cariño que veía, así que para evitar volverme loco me puse a recordar lo que me había pasado en esa especie de limbo, podía ver las marcas de los demás cuando los tocaba, tal vez si encontraba a su alma gemela podría regresarle su sonrisa, cuando dejé mis pensamientos de lado pude ver que ya no estaba. Comencé a buscarla cuando la vi sentada en un viejo árbol, me preocupó el pensar que se cayera y no pudiera atraparla, sin pensarlo corrí hacia ella en el momento exacto en el que mi miedo se volvía realidad.

- ¡Cuidado! – una voz femenina algo familiar exclamó al momento que detenía su caída con una fuerte atrapada provocando su caída.

-Gra-gracias- tartamudeó mi hermana temblando un poco mientras se reincorporaba con ayuda de la mayor, la joven se limpió el polvo de su uniforme y se aseguró que Emma estuviera bien.

- ¿Te encuentras bien? ¿No te lastimaste? - ella solo negó mientras secaba las lágrimas de sus mejillas, la joven solo se le quedó viendo, suspiró de forma algo exagerada al ver el estado de mi hermana - Ven, vamos por un helado- los ojos cafés de Emma se abrieron ante el asombro, yo solía decirle lo mismo cuando estaba triste, y sin poder evitarlo comenzó a llorar más fuerte.

La cara de la chica hizo una mueca tan graciosa debido a la ansiedad que le causaba el ver que había aumentado su llanto, sus manos le acariciaron su cabello, intentó sonreírle, pero no era nada reconfortante, exhaló y la llevó a la heladería. Una vez que le compró el helado se quedó a su lado por un buen rato hasta que le preguntó por su casa, aunque podía percibir que quería preguntarle sobre su estado, pero por alguna razón no lo hacía, no querrá hacerla llorar de nuevo o eso pensé. La chica sacó un pequeño pañuelo de su bolsillo y limpió con mucho cuidado la carita de Emma, apretó su hombro con delicadeza y comenzaron a caminar hacia mi casa.

En lo que iban caminando observé a la chica, su cabello castaño tan oscuro que parecía negro, sus ojos verdes, tan verdes como unas esmeraldas, su piel pálida y mediana estatura, por el uniforme era más que obvio que era de mi escuela y de mi grado, posiblemente, no fue hasta que volví a escuchar su voz que pude reconocer de donde la conocía. Compartía casi todas mis clases con ella, pero en la única en la que hablaba o interactuaba era en Creación Literaria, tenía un talento natural para crear las historias más maravillosas y cuando las leía podía transportarte a ese mundo, podía recordar muchas de sus historias, pero su nombre no llegaba a mi memoria. Siguieron caminando incluso cuando comenzó a llover, la chica se quitó su suéter y tapó a mi hermana, percibí como su piel reaccionaba al frío de la lluvia, aunque por sus gestos parecía que no le importaba, su caminata silenciosa solo se veía interrumpida por las miradas furtivas de Emma que le daba de vez en cuando con una curiosidad que no le había visto en bastante tiempo debido a como intentaba refugiarla del clima.

Estaba completamente empapada cuando llegaron a mi casa, me dio algo de ternura ver que a pesar de los esfuerzos de la muchacha mi hermana estaba mojada, aunque claro no como ella, cuando mi madre las recibió casi jaló a la joven para evitar que se marchara, entré detrás de ellas, por instinto quise sacudirme el agua, pero estaba intacto, Emma fue por toallas para que pudieran secarse, una vez entradas en calor mi madre les preparó chocolate caliente. Cuando terminó su bebida comenzó a despedirse.

-Gracias por todo y una disculpa por importunarlas- bajó su rostro cuando su mirada se fijó en mi fotografía, pude ver un brillo de sorpresa seguido por otras emociones que no pude descifrar- Me retiro-estaba por salir cuando Emma la sujetó de su falda.

-Todavía sigue lloviendo, no tienes que irte todavía- ella solo jugó con su cabello y se volvió a despedir- al menos toma esto- le acercó su sombrilla, ella lo tomó y titubeante desvió su mirada a mi madre, ella solo asintió logrando que lo tomara.

-Hasta pronto pequeña, gracias por su amabilidad-su labio tembló y pude ver como tragaba saliva- Lamento mucho su perdida-le dijo a mi madre cuando la abrazó tomándola por sorpresa, mi compañera tembló con fuerza, pero devolvió el abrazo, por lo menos por unos segundos.

Salió de mi casa casi corriendo, llevaba la sombrilla tal y como se la habían entregado, la vi desaparecer cuando dio vuelta en la intersección, me quedé observando a mi hermana mientras se abrazaba fuerte de mi madre, quise estar con ellas, pero una fuerte curiosidad me atraía a la chica, salí prácticamente volando de mi casa, seguí la intersección, estaba por rendirme al no encontrarla cuando vi al objeto tan familiar, corrí hacia ella solo para ver como un chico salía de una tienda algo exótica, a la cual nunca había ido, además de que su apariencia tampoco ayudaba a que lo recordara, cabello gris algo largo, vestido de negro completamente, unas perforaciones adornaban su oreja izquierda y entre sus ropas se podían observar tatuajes tribales, una apariencia así debería ser difícil de olvidar pero estaba casi completamente seguro que nunca lo había visto en mi vida.

-Vaya Alice, al fin llegaste ¿qué te demoró tanto?

Otra oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora