Capítulo 4

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-Vaya Alice, al fin llegaste ¿qué te demoró tanto?

¡Alice! Alice Liddell... Al fin había podido recordar su nombre, no podía creer lo torpe que había sido al no recordarla, aunque no sabía si ella me reconociera, curioso cómo es que puedes pasar mucho tiempo con una persona sin conocerla en lo absoluto, la miré y pude ver como se abrazaba a sí misma para intentar recuperar algo de calor.

-Tuve unos asuntos que atender- desvió su mirada hacia donde yo estaba, me estaba preparando para ser ignorado cuando se quedó mirándome fijamente, su rostro palideció y comenzó a tallarse sus ojos con fuerza.

- ¿Qué tienes? ¿Algo se te metió en tus ojos?

-Nada Cheshire, creí ver-suspiró bajando su rostro-No importa ¿vamos a casa?

¿Casa? ¿Vivían juntos? ¿Eran novios? No era justo, ella se veía interesante, y cuando recordaba todas sus historias, tal vez era por no poder interactuar con las demás personas pero en ese momento estaba tan necesitado de la gente que cuando cruzamos miradas me sentí diferente, dejé todos esos pensamientos de lado cuando los vi caminar, al parecer su casa no estaba tan lejos de la mía, era de un solo piso con cierta decoración antigua, parecía de esas viejas casas que salen en las películas de la época victoriana que tanto le gustan a mi madre, el mayor solo se le quedaba viendo al verla tan incómoda, cuando entraron a la casa él la miró fijamente antes de sonreírle de manera extraña, un escalofrío recorrió mi espalda y estaba seguro que la de ella también.

- ¿Regresaron las visiones? –ella temblaba ligeramente mientras afirmaba con la cabeza –shh, está bien, no pasa nada-la voz del chico era suave y tranquilizadora.

- ¿Estoy perdiendo la cabeza otra vez? –su pregunta demostraba su miedo.

- Por supuesto que no, solo has estado bajo mucha presión, el concurso literario, tus proyectos y si todo sale bien te admitirán antes en la universidad –sus manos sujetaron el rostro de la chica el cual apachurró con sus manos haciendo que sus mejillas se vieran graciosas –no más caras largas, toma tu medicina y si sigues mal podemos ir al doctor o a ver a Meme, eso siempre te anima.

La chica guardó silencio ante las ofertas, ¿visiones? Tal vez escuché mal ¿no? Con cada parte de la conversación sentía que era yo quien perdía la cabeza por todo lo que me había pasado, tal vez ni siquiera me había visto directamente, debió ver una de ella. Pobre chica, ahora entiendo lo cierto de que los mejores artistas tienen los mayores problemas.

- ¿Qué viste? ¿A tus padres o a...?

-Vi a un estudiante que falleció hace algunos meses –susurró.

Sé que de haber tenido corazón este se hubiera detenido ante sus palabras, me había visto, eso era increíble, aunque no solo para mí, para ella debió ser una conmoción el ir a mi casa, ver mi retrato y después verme frente a ella, ahora que lo recordaba había estado caminando o mejor dicho flotando sobre ellas para evitar chocar con las demás personas, esa sensación era un poco espeluznante, durante todo el día me habían ignorado, una sonrisa se dibujó en mis labios, pero esta se desvaneció al mismo momento que el mayor habló.

-Tranquila, debe haber una razón, como la última vez en la que creíste ver a tu poeta favorito.

-Eso fue algo diferente...eso había sido un sueño-sus mejillas se colorearon ante el recuerdo –Tal vez se debió a que ayudé a su hermana a llegar a su casa hoy, la pequeña cayó de un árbol... vi reflejado mucho sufrimiento, debió quererlo mucho –sus ojos se humedecieron.

-Y seguramente te identificaste con ella, deja de atormentarte y ve a descansar cabeza hueca –le sonrió de forma burlona antes de abrazarla ligeramente –no tienes que tomarte los calmantes a menos que así lo quieras, mientras solo descansa.

Entró a una de las habitaciones, seguramente se trataba de la que compartían, estaba por regresar a mi hogar cuando accidentalmente choqué con él ¿Cheshire? Que nombre tan extraño, él no sintió el impacto solo frío, pero yo si pude ver su marca, se trataba de una especie de medio rombo con lo que parecía ser una pluma de ave, que marca tan más curiosa.

Caminé a la salida cuando escuché una vieja melodía en piano, entré a la habitación y pude ver que solo había una cama individual, fotos de ellos, la chica estaba en su laptop disfrutando de la música o al menos eso demostraban sus movimientos, me quedé viendo como sus dedos tocaban en un piano imaginario. No sabía mucho de instrumentos, pero por sus movimientos se veía que sabía lo que estaba haciendo, no pude evitar el quedarme mirándola, tenía sus ojos cerrados lo que le daba un aspecto más relajado, aunque también cierta melancolía, desvié mi mirada a su mesa de noche, lugar donde estaba la sombrilla de mi hermana. Suspiré cansado ante todo lo que había visto en el día y me dejé caer sobre mis piernas, mis ojos parecían cerrarse cuando un grito me despertó.

- ¡CHESHIRE, AYÚDAME! ¡CHESHIRE, ESTÁ AQUÍ! ¡CHESHIRE!

El chico de ojos dorados entró corriendo al escuchar los gritos, la chica estaba temblando, su rostro pálido apenas era perceptible puesto que había tapado su cara con sus manos.

- ¡Alice! – al verla en ese estado solamente la abrazó y comenzó a mecerla suavemente entre sus brazos- nadie está aquí, solo nosotros dos.

- ¡Me estás mintiendo! -su voz sonaba muy alterada y su respiración estaba completamente agitada- ¡Está ahí sentado en la esquina de mi cuarto! –señaló mi ubicación mientras el chico limpiaba las lágrimas de su rostro.

-No hay nadie ahí- él intentaba mantenerse sereno, pero el estado de la chica estaba empeorando- Tienes que tranquilizarte por un momento –sujetó sus manos –No hay nadie ahí Alice, es solo tu imaginación.

- ¡Oye! –dije molesto al ser ignorado de tan cruel forma, aunque al ver el estado de la chica opté por salir para evitarle una crisis nerviosa aprovechando cuando el chico la giró para que solo viera sus ojos.

Me alejé en silencio por lo que podía escuchar los intentos de su novio para calmarla, un sentimiento de culpa me embargó al ver la crisis que le había causado por mi curiosidad, había sido un poco egoísta al seguirla por aquel momento de conexión que habíamos tenido, demonios me sentía fatal así que cuando al fin se calmó y se quedó sola debido a que su novio tuvo que llamar a alguien, la observé con cuidado. Ella estaba sentada con las piernas cruzadas mirando a la nada mientras una solitaria lágrima mojaba su mejilla. Regresé al recibidor de la casa listo para marcharme cuando escuché unos golpes en la puerta, el joven abrió y grande fue mi sorpresa al ver a uno de los famosos Guardianes.


Otra oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora