Capítulo 35 "Rojo y negro"

1.5K 153 94
                                    



Lillie volvió a echarle un vistazo al nuevo color rojo de sus uñas antes de tocar la puerta del departamento de Ash y Serena. Recién habían dado las cuatro de la tarde y el calor se hacía cada vez más insoportable. Si lo que había escuchado hace días atrás era cierto, Ash debería estar decaído por el viaje de Serena para cumplir su sueño. Es más, aquello fue lo que gatilló su envenenado plan, así que, sin más demora, golpeó dos veces. El azabache tardó unos minutos en abrir. Sus ojos mostraban cansancio y su forma de caminar el poco ánimo que tenía. Cuando sus ojos impactaron en los de ella, ni siquiera disimuló una sonrisa. La chica, por su parte, dio un paso hacia adentro, observando cada rincón con algo de miedo y adrenalina.

—Lillie, ¿pasa algo? —preguntó el azabache.

—Tranquilo —respondió ella sin siquiera creérselo del todo—. Todo está bien. ¿Puedo pasar?

—Claro, adelante.

La rubia se hizo paso hacia la pequeña sala de estar, abarrotadas de fotografías de la feliz pareja junto a sus amigos más cercanos. Disimuló su rostro de disgusto al observar -y después oler- nuevamente su color de uñas. Sentía como el corazón estaba a punto de salir de su pecho. La espera y el nerviosismo la estaban matando. Si no se daba la oportunidad, no tendría más remedio que irse.

— ¿Qué te trae por aquí? —preguntó Ash, mientras se tallaba los ojos. Estaba a punto de dormirse cuando Lillie llamó a su puerta.

— ¿Eh?, bueno, yo solo...estaba aburrida. Siento que me has dejado un poco de lado con todo lo de Serena. Extraño a mi amigo, ¿sabes?

—Lo siento, de verdad. Serena ocupa la mayor parte de mi tiempo. Ya sabes, la amo más que a nada y...

Las palabras de Ash parecían ser dagas ponzoñosas que se incrustaban en su corazón. ¿Acaso Ash jamás iba a hablar de ella con palabras de amor? ¿Por qué Serena era alguien diferente? ¿Por qué él tenía que amarla precisamente a ella? Dejó de meditar consigo misma para volver a la conversación. Ahora Ash hablaba de los últimos exámenes que de verdad habían sido una tortura para todos, menos para ella. Su intelecto no se comparaba con el de nadie.

—Creo haberte enseñado muy bien. Sé que tus exámenes estarán correctos, porque tuviste contigo a la mejor profesora de todas —dijo orgullosamente.

—Lo sé. Serena me instruyó dos noches antes. Nos quedamos hasta muy tarde para que yo pudiera aprender todos los ataques de los Pokémon tipo siniestro. Ahora parezco una Pokédex mejor que Rotom —sonrió con inocencia.

Aquello fue la gota que colmó el vaso. La rubia estaba harta de escuchar lo grandiosa que era la inútil llorona de Serena. Estaba cansada de oír cómo podía superarla de todas las formas posibles. Era hora de actuar: de su cartera tomó un abanico blanco y comenzó a echarse aire mientras veía al azabache de forma suplicante. Sabía que Ash no era tan tonto como para no entender aquella indirecta tan simple.

—Me hubiera encantado que Serena me acompañara en mí graduación, convertirme en profesor, ya sabes...

—Claro, por su puesto.

— ¡Uf, qué calor hace aquí! ¿Quieres jugo de naranja? Serena lo preparó antes de ir a comprar sus pasajes.

Lillie solo asintió con cierta molestia. Cuando Ash desapareció tras la puerta de la cocina, la chica volvió a revisar su esmalte de uñas por enésima vez en la tarde. Todo estaba en orden, solo faltaba que llegara el jugo de naranja. Una vez que Ash sirvió los vasos, ella de forma rápida bebió el suyo mientras conversaba amenamente con el azabache. De pronto, y sin que Ash se percatara, metió uno de sus dedos en el vaso y batió el contenido ligeramente, luego metió otro y así, hasta que las uñas de la mano derecha de la rubia se volvieron tan negras como la conciencia de Ash, que, al haber bebido el nuevo contenido del jugo, cayó rendido, siendo presa de un cansancio sobrehumano, casi mortal.

De nuevo tú [EN EDICIÓN]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant