Soy la hija del gran Bills, Dios de la Destrucción. Y ser su hija no es exactamente fácil.
Fui elegida como legado de un Dios, hasta ahí todo bien. Pero es un problema en el momento en el que los sentimientos se presentan.
En la tierra se dieron lo...
Cuando por fin dejé de sentir esa mística ráfaga, caí débilmente en el suelo.
El haber recuperado mi Ki de esa manera, me a agotado demaciado. Con cuidado caminé hacia el interior de la casa.
Apenas entré, me encontré con Vegeta y Bulma. Mi cuerpo ya no tenía fuerza, por lo tanto, apenas los vi, caí directamente al suelo.
(Zzz)
Al abrir los ojos, lo único que veía era una gran isla, desierta. Me encontraba sola en aquel lugar.
De la nada pude ver un gran grupo de soldados de todo tipo, a distancia se veía que ellos no estában para juegos.
Al mirar a mi costado, pude ver a todo el grupo de los Sayayin, junto con ellos estaban nuestros amigos y aliados.
Todo eso desapareció de mi vista, dejando ver a un chico, de no más de 12 años.
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Este chico me miraba de manera amenazante, yo le respondía con la misma mirada.
Xxxxx - mi nombre es Kuriza, hijo del legendario Freezer - sonrió.
Gine - mi nombre es Gine, hija del Dios de la destrucción y será un gusto destruirte - sonreí.
Kuriza - eso es imposible - río.
Gine - HAAA - grité asustada.
Bulma - dios, que bueno que despiertas, me hiciste asustar - exclamó.
Gine - eso no importa ahora, ¿sabes quién es Kuriza? - pregunté exaltada.
Vegeta - de dónde sacaste ese nombre - preguntó desde la puerta de la habitación.
Gine - el vine hacía acá...y no viene solo - informe - ¿Quién es Frezzer? - pregunté.
Vegeta - Freezer, el es un viejo enemigo de la raza Sayayin, lo matamos el años pasado y no fue fácil - informó - Kuriza es su hijo, creí que jamás lo vería dado que a él no lo crío su padre y no tiene ninguna razón para venir hacia acá - suspiro.
