Capitulo 35

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En el capítulo anterior ...

- ¡Yo nunca abandone a su madre! Usted no sabe cómo fueron las cosas! No sé lo que le contaron, pero son mentiras.

- ¡No quiero saber! ... ¡Ya lo he notado, quédate lejos de todos nosotros!

En ese momento, algo inexplicable sucede. Inés comienza a despertar.ella se mueve y empieza a gemir, abriendo los ojos lentamente.

- ¡Inés! - exclama Victoriano.

- ¡Madre!

Los dos se acercan, uno a cada lado de la cama.

- ¿Dónde ... dónde estoy? - ella hablaba con dificultad. - ¿Quién ... quiénes son ustedes? - ella decía los mirando confusa.

Victoriano y Alejandro se miran. Inés había despertado, pero no los reconocía.
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Ambos estaban percibiendo la gravedad de la situación. Pero Alejandro insistía.

- ¡Madre, soy yo, Alejandro, su hijo!

- Hijo? - decía Inés confusa.

- Alejandro, ve a un médico. - dijo Victoriano.

- ¡No te voy a dejar solo con mi madre!

- Lo importante aquí es tu madre, muchacho! - dijo Victoriano.- ¡Vaya a llamar al médico! ¡Ahora!

Alejandro arregala los ojos y sale de la habitación de inmediato en busca del médico. Mientras tanto, Victoriano sostenía la mano de Inés.

- ¿Es un hospital? - pregunta Inés.

- Sí. Estás aquí hace algún tiempo. - dijo. - Usted sufrió un accidente y se quedó en coma. Sólo ahora has despertado.

- Accidente ... Coma? ... No recuerdo. No recuerdo nada.- dijo ella queriendo sentarse.

- Es mejor que te quedas acostada. - dijo.

- Necesito sentarme.

- Calma, Inés. Usted va a estar bien.

- ¿Cómo puede decirme que voy a estar bien? ¡Y deja de llamarme así! ¡No sé quién eres tú! ... ¡No sé quién soy yo! - dijo ella exaltada.

Era obvio que Inés estaba alterada. Cualquiera que se despierta en un lugar desconocido, con personas de las cuales parecen desconocidas, y sin recordar su nombre, tendría la misma reacción que ella en aquel momento.
Entonces, él buscó tener mucha calma para no empeorar la situación.

- Usted necesita calmarse. Si el médico entra aquí y te ve así, te querrá sedar otra vez, y te vas a dormir.

- ¡No! ¡No quiero más dormir! ... Por favor, no dejes que me pongan a dormir de nuevo, por favor! - dijo ella agarrando el brazo de Victoriano con fuerza.

- No voy a dejar, yo prometo. - dijo Victoriano abrazándola. - Mírame. - dijo él sosteniendo delicadamente en su rostro. - No voy a dejar que nadie más te haga mal, Inés. Yo juro. - la abraza de nuevo.

- ¿Inés? ... Ese es mi nombre, ¿verdad? - decía ella mientras se acogía en el abrazo de Victoriano.

- Sí, su nombre es Inés Huerta.

- Y aquel joven que salió de aquí tan afligido, él dijo que es mi hijo ...

- Sí. Su nombre es Alejandro.

- Y el tuyo, cuál es? - pregunta.

Victoriano se quedó de corazón apretado. Su morenita no se acordaba de él.

Fuiste Mía (em espanhol) Where stories live. Discover now