Capítulo 2- Esclavos.

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Eran cerca de las tres de la mañana cuando despertó, ultimadamente le costaba más despertar por las mañanas o tal vez fuera el invierno que le calaba hasta los huesos, no tenía tiempo que perder o sus amos se molestarían un montón y le azotarían con látigos, palos o lo que tuvieran más cerca, aunque ultimadamente parecían no necesitar de un incentivo para lastimarle, así que procuraba hacer todo lo mejor posible para que por lo menos los azotes no fueran con furia reprimida.

Era esclavo desde que tenía memoria, comenzó a servir a sus amos cuando apenas había aprendido a caminar y desde entonces no había parado ni un miserable día, ni siquiera sabía qué edad tenía ni cuándo es que había nacido, tampoco de donde había venido ni quien era antes de ser esclavo, una vez le contaron que su madre lo había vendido cuando era muy pequeño y eso le dolía en el alma porque si su madre no le quiso ¿quién entonces podría quererle?, su cuerpo era pequeño y delgado, todo un enclenque, muchos le decían que pronto se quedaría en los huesos pero es que podía hacer si solo comía sobras que sus amos se dignaban a darle, trabajando de tres de la mañana a diez de la noche no le quedaba mucho tiempo para descansar, la vieja Joe solía decirle que cualquier día encontrarían su cadáver en alguna parte del establo y así podrían librarse de él, aunque esperaba que ella estuviera bromeando porque no quería morir entre la suciedad de los caballos que tenía que limpiar a diario.

Su vida era una miseria lo sabía, nadie ni siquiera se había, apiadado de él al darle un nombre, todos le llamaban "osseus" que significa esqueleto y eso a él le ponía los bellos de punta, si eso decían de él ahora que dirían cuando muriese.

Ese era un día especial la hija más pequeña de su amo cumpliría quince años y le harían una gran fiesta ya que a esa edad las señoritas eran presentadas en sociedad para que así algún hijo de millonarios se fijara el ellas y las tomara por esposas, a él le parecía que era lo mismo que hacia la gente más pobre que al llegar sus hijas a una edad propicia eran vendidas por alguna cantidad miserable de dinero para que pasaran el resto de su vida sirviendo y complaciendo a asquerosos hombres barrigones y apestosos, temía todos los días de su miserable vida algún día convertirse en uno de ellos pero al paso en que iba ni a los veinte llegaría.

Llegada la tarde la gran fiesta comenzó, un desfile de hermosos vestidos, trajes y joyas caras por doquier y aun se preguntaba porque las personas amaban tanto las cosas caras si la mayoría de las veces eran feas, claro eso dejándolo al criterio de un adolecente que ni siquiera sabía distinguir entre un bonito día y uno normal. Lo que más le impresionaba de esos eventos era que todos hablaban de una forma rara, como si levantar la voz fuera un delito más castigable que cualquier otro, él tenía prohibido hablar durante el baile ya que había un montón de gente de alcurnia y hablarles le costaría su lengua, pero aunque rogara al gran Fénix que lo protegiera este en especial no sería su día de suerte.

Eran cerca de las diez de la noche cuando sucedió; lo único que alcanzo a escuchar fue el murmullo del viento entrar por una ventana y los gritos aterrados de una mujer antes de ver a su amo tendido en el suelo rodeado de un charco de sangre y con una flecha clavada directamente al corazón, los guardias empezaron a moverse corriendo de un lugar a otro buscando el origen de la flecha, la gente empezó a hacerse bolita en las esquinas de la casa cuando la luz de todo el lugar se desvaneció, solo gritos se escuchaban por todo el gran salón nada más que desgarradores gritos y llantos, se dejó caer al suelo y se hizo un ovillo justo donde estaba pero aun así no logro aplacar los sonidos. No recordaba en qué momento se había quedado dormido pero cuando despertó ya era de mañana y no estaba en el salón de fiesta de sus amos, se encontraba en los establos y solo tenía la compañía de la vieja Joe con él.

-Que bien que ya has despertado pequeño porque tienes un largo camino que recorrer - dijo la vieja mujer con voz queda y cansada, de seguro ella fue quien lo había llevado hasta allí.

Fénix Libro 1: Aqua et Terra.Where stories live. Discover now