Capítulo 5- Ella.

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           Macrus estaba sentado en el techo de su casa observando la densa nieve que bañaba el bosque cuando vio salir a Lilly caminando a paso lento, no le extraño en absoluto, ella solía hacer aquello muy seguido y aunque las primeras veces casi le da un paro cardíaco al descubrir que ella no se encontraba en la casa, a estas alturas ya se había acostumbrado, en un principio había intentado por todos los medios habidos y por haber que ella dejara de hacerlo, sabía que los peligros del bosque eran demasiados como para dejar a una niña sola caminar largas distancias entre tanto árbol y maleza, pero ella le había demostrado más de una vez que podía hacerlo y que sabía muy bien cómo defenderse, el mismo le había enseñado todo lo que él sabía sobre defensa y ataque.

Suspiro profundamente el frio aire invernal y se puso de pie de un salto, camino por el techo de madera que crujía con cada paso que daba hasta entrar a su habitación por una enorme ventana y recostarse después en su incomoda y mullida cama, lo mejor sería ir a dormir un rato mientras aun fuera de noche, sabía que su mala costumbre de vagabundear por las noches le afectaría tarde o temprano pero es que cada vez que dormía solía soñar con el fatídico día en que pedio a su familia, grandes manchas negras le adornaban debajo de los ojos, aquello ya era preocupante, no podía permitirse estar débil, tenía que llevar a cabo su venganza y ahora más que nunca necesitaba de toda su fuerza.

Con pensamientos de odio y venganza hacia aquellos que le habían hecho daño se quedó dormido, pero esta vez sus sueños fueron un poco diferentes a los que estaba acostumbrado a tener, esta vez soñó con su amada esposa, aquel bello, magnifico y desconcertante día en que la conoció.

Era 21 de marzo y apenas entraba la primavera, pocos días antes había cumplido los catorce años, Macrus caminaba a paso lento por los bastos y hermosos jardines de su hogar que poseían solo narcisos, aquellas flores eran amadas por su madre como un gran tesoro dorado y verde, ese día se celebraba el equinoccio de primavera y tendrían una gran fiesta, para su familia esa era sin duda la fecha más importante, según le habían contado ese día él había abierto sus ojos por primera vez y habían descubierto que eran aguamarina, el color de la piedra de primavera, aquello todos lo habían tomado como una señal de que el sería un gran y sabio hombre, y que sería importante, que su destino estaba escrito en piedra y él tendría algo importante que hacer con su vida, para él toda esa patraña supersticiosa le resultaba atosigante y prefería pasar ese día alejado de todo el bullicio que tanto le molestaba.

-¿Qué haces aquí?- Amira su pequeña hermanita lo sorprendió de repente, en realidad la niña no era su hermana pero él la quería como si lo fuera, ella era apenas dos años menor que él, ciertamente parecía que eran más los años de diferencia entre ambos, Amira había llegado a su casa cuando apenas tenía ocho años e inmediatamente se había encariñado con ella, aunque su padre solía decirle que ella no era más que una esclava y debía tratarla como tal no lo hacía, le parecía incorrecto tratar a las personas como si fueran adquisiciones así que para él ella era su amiga más cercana no importaba lo que todo el mundo dijera – creo que debería regresar a la casa, su madre lo está buscando y bien sabe cómo se pone de enojada cuando se escapa- Amira parecía preocupada.

-sabes que no me gusta todo este ajetreo, prefiero estar a solas.

-lo sé, pero su madre quiere que valla en este momento.

-no quiero- sabía que se estaba comportando como un mocoso malcriado pero le importaba poco él quería pasar su cumpleaños a gusto.

-¡escúcheme! su madre está más que preocupada en este momento y probablemente termine golpeando a todos los esclavos por su ira, así que evitémonos todo el drama y regrese a la casa- si alguien les escuchara en estos momentos se meterían en un gran lio, él por dejar que ella le hablara así pero a ella le iría terriblemente mal ya que era una falta muy grave hablarle así a un amo, terminarían cortándole la lengua seguro, no obstante le hacía mucha gracia y le divertía sacar de sus casillas a la pobre chiquilla.

Fénix Libro 1: Aqua et Terra.Where stories live. Discover now