Capítulo 6- Soy un esclavo.

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              Todo era oscuridad a su alrededor, Gia no podía distinguir absolutamente nada en aquel calabozo que carecía de ventana alguna, estaba aún atado de pies y manos junto con otros veinte, los había contado cuando los metieron allí, podía escuchar los lloriqueos desesperados de los más jóvenes, pero el no, aunque era joven no se permitiría derramar lagrima alguna, había estado en situaciones peores y había salido vencedor de la mayoría de ellas, no esa momento de rendirse, había escuchado antes como algunas personas eran raptadas y llevadas a calabozos para después ser vendidos como esclavos, muchos de los esclavos que había en la casa donde el creció fueron convertidos a esclavos de esa misma forma. Respiro profundamente cerrando los ojos un momento para poder pensar con claridad, no había salida alguna y tenía que armar un plan de escape para cuando llegara a dondequiera que tuviera que llegar.

-No pareces asustado en absoluto- una voz masculina le hablo muy de cerca, parecía ser alguien un poco mayor que él, su respiración sonaba tranquilla se pudo dar cuenta ya que aquel hombre estaba sentado a su lado, aunque no podía distinguirle por la inmensa oscuridad.

-¿Cómo puedes decir que no parezco asustado si ni siquiera puedes verme?- no quería ser grosero con la única persona que parecía querer hablarle pero estaba molesto y quería desquitarse.

-Parece que estar algo gruñón niño, no te culpo, ahora mismo yo también quisiera patearle hasta el alma a alguien, es una lástima que este atado- aquel hombre rio suave y pausado, esa risa solo podía pertenecer a un psicópata o alguien con severos problemas mentales, aun así no tuvo miedo en absoluto, podía llegar a llevarse bien con aquel tipo demente.

-Sí, es una lástima- Gia giro su cabeza un poco en dirección a la voz del hombre y pregunto -¿Cuál es su nombre?

-Dante.

-Gusto en conocerlo Dante, mi nombre es Gia- aquel hombre rio un poco al escuchar su nombre pero no comento nada más, supuso que le había parecido ridículo que un chico tuviera el nombre de una mujer.

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Tuvieron que pasar más de diez horas para que uno de los captores ingresara al calabozo y los sacaran uno por uno de allí, Gia se mantuvo cerca de Dante en todo momento, quería conocer el rostro de la única persona que había sido amable con él desde que aquel infierno comenzó, grande fue su sorpresa que al salir de allí y después de que sus ojos se acostumbraran de nueva cuenta a la luz pudo ver la apariencia física de Dante, quien parecía ser una persona baja, unos diez centímetros más alto que él, no podía creer que aquel hombre que le había hecho sentir menos miserable aunque fuera solo por unos momentos era una de las personas más despreciables y miserables del mundo, porque si, había escuchado miles de cosas horribles acerca de ellos como para aprender a odiarlos sin haberlos visto jamás, un nudo se le formo en la garganta y por un momento quiso llorar, aquel hombre era nada más y nada menos que un soldado del rey, con su larga gabardina negra que cubría casi por completo su cuerpo y esa enorme capucha que no le permitía ver ni siquiera un poco de su rostro, aunque sabía por algunas historias que llevaban el rostro cubierto y únicamente se podían ver sus ojos, tal vez para evitar que la gente los matara cuando estuvieran fuera de servicio.

Se sintió engañado y derrotado, se prometió a si mismo que jamás le volvería hablar, volteo su rostro hacia el frente y evito a toda costa mirarle por lo que faltaba de camino para llegar a la carreta, la cual sospechaba los llevaría al lugar en el que serían vendidos, se sentó en una esquina una vez dentro, no contaba con que al parecer a Dante le parecía buena idea molestarlo en el peor momento así que se sentó junto a él.

Fénix Libro 1: Aqua et Terra.Where stories live. Discover now