Capítulo 9: Noche perfecta para el amor

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Después de que Drianna pasó mucho tiempo en la bañera, por fin salió y se puso un vestido color vino con corte de princesa, siendo sostenido por dos tirantes cruzados por detrás, acompañado de un collar plateado con un rubí en forma de gota y unos guantes blancos. Para ese entonces, ya estaba transformada en licántropa. Kanato, al verla quedó impresionado con su belleza, quedando boquiabierto. -Dri-chan ¡Estas muy linda! Solo te faltan los últimos toques- dijo él, invitándola a sentarse en la cama. Cuando ella se sentó, Kanato tomó un cepillo y empezó a peinar su cabellera plateada como lo haría una niña pequeña con sus muñecas después de la merienda. A Drianna le gustó mucho esa sensación, se sintió como un cachorrito siendo mimado, lo cual era muy agradable. Una vez que terminaron con el cabello, Kanato mandó a los sirvientes a que trajeran cosméticos, de los que Cordelia solía usar y una vez que los trajeron, el vampiro empezó a maquillar a su enamorada con labial, rímel, rubor y solo un poco de delineador. Él no era un experto maquillando, nunca lo había hecho, pero siempre recordaba los bellos rostros de las novias sacrificadas, perfectamente maquillados y hermosos, así que trató de igualarlo y hacerlo simple a la vez. Al final resultó ser un éxito, Drianna ahora estaba más preciosa que antes. Kanato sonrió y la levantó para luego besarla. -Le gustarás a Karl Heinz y bendecirá la boda. Si no lo hace, escaparemos-

-Espero no tener que escapar- murmuró la princesa de forma preocupada. Después de esa pequeña charla, la pareja salió del cuarto y se dirigió al comedor principal, donde se encontraban todos los hermanos. Afortunadamente, estaban libres de la escuela, pues habían empezado las vacaciones de verano. -Kanato, no hacía falta que la vistieras como una muñeca, pero puede que Karl Heinz le guste.-

-Ehhhh, Kanato-kun ¿la vestiste así para mi?- dijo Raito, pero Subaru lo tomó del hombro y lo miró serio -Ni te atrevas a tocarla, me enfermas Raito.-

Por alguna extraña razón, Subaru sentía que debía proteger a Drianna, no estaba enamorado de ella ni nada por el estilo, pero le había tomado cariño y no permitiría que cualquier patán de sus hermanos, ni Kanato, le hiciera daño. Raito chasqueó la lengua y se soltó de Subaru para luego sentarse, al igual que todos, esperando a que llegara el rey de los vampiros. Poco después, el hombre de la casa por fin se hizo presente, entrando al comedor donde se encontraban sus seis hijos. Un hombre de apariencia joven y atractiva, su ropa, era muy elegante y llamativa con un toque de lo sería el traje de "Drácula". Su piel era blanca, al igual que su largo cabello y ojos rojizos. Drianna se impresionó con la apariencia del hombre, se parecía a ella por esas características físicas. Además por el aspecto majestuoso, supo realmente que ese era el padre de los seis vampiros jóvenes. Todos lo miraron con seriedad, notándose que tenían cierto rencor hacia él. - Tougo, por fin llegaste- dijo Reiji de forma firme y educada para romper la tensión del momento.

-Deja la formalidad de un lado Reiji, además te pido que uses mi verdadero nombre.- pidió el hombre.

-Bien, Karl Heinz-

-Muy bien. Antes de que la cena inicie, me gustaría conocer a la chica de la cual Kanato está enamorado.-

Kanato solo se levantó y tomó a Drianna para levantarla y jalarla hasta donde estaba parado su padre de forma un poco brusca. - ¡Padre! Ella es Drianna, la princesa de los lobos. Por favor, deja que me case con ella, la amo y no sabría que hacer sin ella.-

Karl miró a la pareja fijamente con brazos cruzados y después a Drianna de pies a cabeza. Al verle el rostro tímido, le recordó a su tercera esposa Christa, tal como la vio Subaru la primera vez, solo que la única diferencia era que Drianna poseía garras, orejas peludas y una cola y Christa solo colmillos. El rey vampiro tomó la barbilla de Drianna y examinó su rostro. -Princesa de los lobos ¿eh? Es hermosa y me parece digna de Kanato. Yo no tengo ningún problema con los licántropos, es más, voy a bendecir su boda. No solo porque Kanato la ame, sino porque cuando se casen, serán los nuevos líderes de la familia y forjaremos una alianza entre los vampiros y los licántropos. Bienvenida a la familia Drianna.- terminó Karl por abrazar a su nueva nuera. Todos se sorprendieron, no esperaban realmente que su padre recibiera a la licántropa con los brazos abiertos con facilidad, pero ahora la felicidad de la pareja estaba asegurada. La cena fue algo que nunca se había visto en la familia: una cena familiar con convivencia. Karl Heinz parecía llevarse muy bien con su nueva nuera y por primera vez no solo se trataba de comer.

Cuando la cena terminó, todos regresaron a sus acostumbradas actividades mientras que Karl Heinz entraba a su habitación para descansar del viaje que en su opinión fue largo. Kanato y Drianna caminaban juntos por los pasillos de la casa, felices de que el compromiso haya sido bendecido. -Kanato, quiero ver a mi familia... Sé que dije que los viéramos mañana pero muero por estar con ellos de nuevo.- dijo Drianna un poco avergonzada. Kanato asintió con la cabeza y salieron de la mansión a la entrada principal, pasando así la reja. Una vez fuera, Drianna dio pasos adelante y empezó a aullar para llamar a su manada. Tardó un poco hasta que se empezaron a escuchar otros aullidos y ladridos. -¡Ishbec! ¡Ishbec!- los llamó la princesa. Por fin llegaron los lobos y empezaron a acercarse y correr alrededor de ella, mientras que Drianna los acariciaba y abrazaba, se le notaba simplemente feliz. Kanato observó como su prometida mimaba a los lobos, unos pocos lo vieron y le empezaron a gruñir, el vampiro dio pasos atrás muy asustado. -Toiba, meguin, toiba. Amatana cu dare, inoma Kanato, hedara mi haremo- dijo Drianna diciéndoles que se calmen y aclarando que era Kanato, su prometido y amor. Cuando los lobos escucharon eso, de inmediato se calmaron y se acercaron a Kanato de forma amistosa. -Tranquilo Kanato, no te harán daño, acariciarlos.- Kanato tragó saliva y acercó su temblorosa mano a uno de los lobos hasta que lo acarició, al ver que lo le hacía nada, se sintió aliviado y empezó a mimarlos mientras reía divertido como un niño mientras éstos se dejaban y le lamían la cara. -Son muy adorables-

-Gracias, por ellos estoy viva y quiero mucho a mi manada. Así que no te preocupes, no te atacarán ni a ti ni a tus hermanos a menos que yo se los ordene, lo cual dudo.- respondió Drianna mientras cargaba a un cachorrito de la manada. -¿Crees que Karl deje que entren a la mansión? Te prometo que son criaturas nobles y obedientes.-

-Bueno, eso tendría que hablarlo con él, yo espero a que si-

La pareja estaba teniendo un buen momento juntos con la manada y parecía que Drianna se había olvidado por completo de aquella pesadilla. Karl Heinz lograba verlos desde una de las ventanas de la mansión, se le notaba tranquilo y feliz, deseaba poder haber tenido algo así: un amor único. El tener tres esposas era algo distinto para él. Obviamente ninguno de sus hijos era lo suficientemente fuerte para cumplir su más ansioso deseo, pero se sentía feliz de poder estar vivo para ver a uno de sus hijos enamorarse y casarse incluso que posiblemente lo convirtieran en abuelo. Además, se sentía bendecido, desde siempre, Karl deseaba tener una hija y resultó tener solo varones, ahora quería que Drianna no lo viera como un suegro a quien respetar, sino como un padre a quien amar. Solo los vio por un rato y después se fue, no notó que había otra persona que observaba a la pareja desde un lado de la puerta principal. Un hombre de cabello verdoso, ojos rojos, piel muy pálida y ropa negra. Aquel era Ritcher, el hermano de Karl Heinz con quien ahora tenía una relación tensa por culpa de su relación escondida con Cordelia y el causante de los traumas de Kanato. Únicamente los veía serio y frío con los brazos cruzados, como si hubiera un odio profundo de solo verlos. -Ya casi es el momento, sólo un poco más- murmuró para sí mismo y después se largó de ahí en silencio.

Foe Lovers (Diabolik Fanfics de Romance) Vol. 1Where stories live. Discover now