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Capítulo 10: La vida para Jason

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Niall gimió al recibir los lametones de Liam en su clavícula.

-Estamos en casa de mi tía.

-Estamos casados -protestó Liam.

-Nos puso habitaciones separadas. Ni siquiera deberías haber entrado en la mía...

-Yo creo que fue para ponerte a prueba. Ya sabes, comprobar si eres como la rama buena de tu familia o eres como tú madre...

Niall parpadeó sorprendido ante esa opción.

-Creía que no era correcto hacer esto aquí...

Liam le pellizcó un pezón y Niall olvidó la corrección. Abrió las piernas y se acostó bocarriba.

-Hazlo ya. Estoy muy caliente.

-Llevamos aquí seis días y no hemos tenido sexo en todos ellos...

-¡Ya! -gritó Niall desesperado. Liam empujó y Niall gritó al sentirse lleno por completo. Movió el trasero para facilitar sus caricias internas y se corrió tan rápido que Liam le miró asombrado.

-Yo....

-Sigue...

Liam empujó de nuevo, la polla de su marido dura todavía y en proceso de estarlo más con cada uno de sus empujones. Niall sollozaba mientras Liam le besaba y lamía la marca del cuello que palpitaba al unísono con sus embestidas.

Y así siguió, varias veces, hasta que se quedaron dormidos.

-Buenos días -dijo la tía de Niall. Los duques abrieron los ojos sobresaltados. Niall trató de cubrirse pero no sabía por dónde empezar.

-Buenos días, nos quedamos dormidos -dijo Liam.

-Me has convencido. Los primeros dias te veía tan contenido y correcto que tenía que esto fuese un ardid de Maura para localizar a su madre y tratar de exprimirle su dinero. Perdona, sobrino.

-Así es mi marido -dijo Liam – parece un iceberg pero en cuanto lo calientas se convierte en agua hirviendo...

-Pero viendo lo que veo... te dejare la dirección de mi hermana. Estoy segura de que se alegrará de verte.

Cuando el propio capitán del barco le sujetó y le amenazó con encerrarle en la celda William se calmó forzosamente.

Ahora estaba sentado en su camarote observando los golpes en su cara. Al menos el otro alfa había quedado igual que él.

Sería un lobo viejo pero uno que sabía pelear.

Y no tenía paciencia para que un cachorro entrase en su territorio.

Louis abrió la puerta.

-Escuché el escándalo. Clive está dormido ahora. Pero no puedo alejarme mucho de su cuarto. ¿Qué ocurrió?

-Tuve una pelea.

-¿Tú?

-Sí, yo. ¿Qué pasa, crees que soy demasiado viejo para usar bien mis puños?

-Cálmate. No se que mierda os pasa a ti y a Clive, o si lo sé pero los dos estáis muy violentos. Te serviré una copa. Y me explicas todo.

-No hay nada que explicar. Ese Martino o como se llame vino a provocarme y a tratar de acceder a Clive y yo defendí su honor. Soy su alfa provisional.

-Y yo tu sobrino y no me trago tus mentiras desde los ocho años.

William miró el líquido.

-Me provocó. Mi alfa saltó y defendí lo que consideré.

-¿Y vas a adelantar algo con Clive? ¿Puedes explicarme por qué está tan molesto que no quiere tomar ninguna clase de remedio para aplacar el celo?

-No, no se porque no quiere.

-Y una mierda no sabes. Pero no me lo quieres decir.

-Louis...

-Voy a cuidarle. Alguien tiene que hacerlo mientras tú juegas al alfa dominante.

Jason se dejaba llevar.

Y dejarse llevar era cómodo.

Crystal era agradable, divertida y complaciente. No la amaba, casi ni le gustaba, pero podría llegar a ser su amigo si ella no estuviese tan obsesionada con las apariencias y agradar a su familia.

Era muy ambiciosa y eso no era un defecto, era una virtud si se gestionaba bien, pero ambicionaba al hombre equivocado.

Ella lo percibía pero parecía estar decidida a ignorar las señales y seguir luchando.

Y Jason se dio cuenta una noche de que estaban cenando en casa de sus abuelos. Con sus madres. Y él y Crystal.

Y todos les trataban como una pareja consolidada.

-Este café es buenísimo.

-Es colombiano. El mejor del mundo.

Jason sintió un nudo en el pecho. El mejor café del mundo... el mejor...

La risa de Louis, las bromas sobre el té y el café y el desayuno en cubierta.

Quería llorar. Quería vomitar. Quería gritar.

-Prueba este chocolate, querida -dijo entonces su madre omega – lo traigo cuando vamos a visitar a mi familia, en Venezuela...

Jason golpeó el suelo al desmayarse.