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Capítulo 66: Noche de bodas

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-Debes de odiarme.  El peor alfa del mundo.

Clive acabó de quitarle la ropa a William.

-Cállate ya.  Tienes mal un pie, no ninguna otra cosa.

-Te merecías algo mejor.

Clive se sentó frente a su ya marido.  Jugó a acariciar el vello de su pecho.

-No te conté como fue mi boda con Dave.  Estaba lleno de gente.  De sus amigos de mierda.  Todos sabían lo que estaba haciendo pero a nadie le importaba.  No hubo noche de bodas.  Odiaba mi cuerpo, yo no le gustaba.  Le daba asco y me lo recordaba siempre que podía.  Solo me follaba en el celo. 

-Clive...

-Tu me amas.  Yo te amo.  Suficiente... además... esta es la mejor oportunidad del mundo para lograr que estés quieto y me dejes dominar un poco...

-Señor Tomlinson... yo no soy una persona que se deje dominar...

-Ahora mismo vuelvo.  Vete tomando una copa de champán... la vas a necesitar.

William se incorporó para servirse una copa.  Bebió un trago largo.  Casado.  Al fin...  debería escribir una carta a casa.  Su familia no se iba a tomar muy bien si matrimonio y su descendencia.  Esos buitres llevaban años hechos a la idea de su soltería. 

-Estoy listo.  Cierra los ojos. 

-Clive...

-Ciérralos o no salgo.

William se rió.  Pero lo hizo.  Un omega caprichoso y embarazado era voluble...

-Ya estoy.

William abrió los ojos y se quedó boquiabierto.

Clive llevaba un pantalón de seda roja muy fina y una camisa a juego transparente. 

La llevaba abrochada hasta el último botón.

-Quiero contarte algo.  -Clive llevó las manos hasta el primero de sus botones – Yo te lo iré contando, y si tus manos bajan a tu entrepierna dejare de desabotonar el pijama.

-Cruel...

-Quiero contarte como conocí al alfa que estaba destinado para mí.  Nos habíamos cruzado mil veces pero pertenecíamos a dos esferas demasiado distintas y a la vez gemelas... una noche, me ayudó.  Me ofreció su casa, y su corazón.  Recordarás esa noche.

Clive pasó al segundo botón.

-Luego... luego llegó cómo me enamoré.  No se como fue.  Vivir con mi alfa me fue permitiendo conocer a un hombre como jamas soñé que existiera... entonces... entonces un día me di cuenta de que le amaba.  De que quería algo a su lado.  Pero él me veía como un sobrino.

Desabrochó otro.

-Excepto porque me folló el día de su cumpleaños...

Otro. 

-Durante meses padecí pensando no ser suficiente, pero el destino me lo entregó.  Y a nuestro futuro hijo. 

Otro botón.

-Hay muchas cosas que me enamoraron de ti.  Tú sentido del honor.  El modo en que hablabas.  Tú físico.  Tu agudeza, tu intelecto... fueron muchas cosas pero... -Clive se bajó los pantalones – Ahora mismo quiero prestar atención al detalle de que tienes un pene grande y mi culo lo desea.

-Pues... ven aquí.

Clive camino desnudo hacia él.

Puso una pierna a cada lado de su marido.

Movió la cadera y bajó el trasero.

Y empezó a cabalgarle.  Entre jadeos, comenzó a moverse sobre su verga, dejando que acariciase cada centímetro en su interior. 

-Esta usted muy dominante, señor Tomlinson...

-Me estoy aprovechando de usted, señor Tomlinson...

-Mierda, quiero follarte duro...

-Quieto.  Quieto, tu pie...

-Pero...

Clive se sujetó en la cama y aceleró sus movimientos.  William gritó.  El pasaje de Clive se abría una y otra vez en cada salto, el pene abriendo paso en su interior tierno y caliente. 

-Te amo....

-Te amo...

Clive apretó con sus músculos internos el miembro de William haciéndole correrse. 

-Dios mío – William apretó su trasero, con una sonrisa.  Clive estaba acostado sobre él. 

-Te dije que tendríamos noche de bodas.

-Y lo cumpliste.