Capítulo 11

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Natsu se la pasó muy bien con sus amigos, se alegraba tanto de que a pesar de que Nashi era ciega podía reír y convivir con los demás niños, Natsu sabía que tarde o temprano los niños se comensarian a burlar de Nashi por ser ciega, el más que nadie sabía la crueldad del mundo, sabía de lo que eran capaces esas personas solo para que no seas feliz, pero para eso estaba él, para protegerla de todo aquel que ose dañar a su pequeña Nashi. 

Nashi se encontraba dormida en el asiento trasero del auto mientras Natsu conducía a casa, tenía un cigarrillo en la boca mientras conducía, era un camino a casa silencioso y cómodo, para cuando llegaron Natsu bajo a Nashi del auto y se adentro a su departamento, con cuidado la llevó a su habitación y la dejó en su cama donde él se acostó a su lado. 

Natsu se durmió, al fin después de una larga noche de trabajo estaba descansando como se merecía, su pequeña estaba abrazando a su padre y Natsu la estaba abrazando, protegiéndola en sus brazos solo como un padre sabe hacer. 

Natsu escucho que tocaban el timbre de su departamento, el molesto sonido resonó por toda su cabeza cuando abrió sus ojos, se levantó de la cama y se encamino a la puerta de su hogar, sin mucha importancia abrió la puerta y valla fue su sorpresa al ver a Lissana acompañada de un hombre con un traje gris. 

-¿L-Lisanna? -Pregunto Natsu sorprendido, desvió la mirada al reloj colgado de la sala, marcaban las seis de la tarde, vaya que para esto Lisanna era puntal, para las revisiones de Nashi casi nunca llegaba y cuando llegaba se la pasaba en el celular mientras Natsu tenía que estar al pendiente de todo lo que los medicos le decian sobre su hija.  

-Tu dijiste que ahora a las seis, no se porque te sorprendes -Reprocho Lisanna y Natsu solo se limitó a abrir la puerta, Lisanna y aquel hombre con traje gris entraron a la casa de Natsu y dejaron se sentaron en la sala desordenada de Natsu, el hombre de traje sin darle mucha importancia dejó su portafolios en la mesa y lo abrió sacando algunos papeles. 

Natsu se sentó en el sillón individual mientras que Lisanna y el hombre de traje en el sillón frente al televisor que era para dos personas, ante el silencio incómodo el hombre de traje se aclaró la garganta tosiendo un poco. 

-Bien señor Dragneel, me presento, mi nombre es Freed Justine y soy el abogado de la señorita Strauss. 

Natsu asintió ante lo dicho por Freed estrechando su mano contra la de el.

-Bien señor Dragneel, la señorita Strauss me comentó que tienen una hija... Ciega ¿Es cierto? -Natsu asintió y se estremeció ante lo dicho por Freed ¿Que tenía que ver Nashi con todo esto? 

-Bien... Para este proceso es necesaria la presencia de su hija.

-¿Para que? -Pregunto Natsu, no quería que su hija tuviera que sentir la presencia de Lisanna. 

-Cuando un matrimonio quiere el divorcio y estos tienen hijos es necesario que el hijo o en este caso hija esté presente en todo momento sin importar la edad, al final su hija podrá escoger con quien quiere la custodia... Ella misma decidirá ser o una Dragneel o una Strauss.

-Yo no quiero nada que ver con esa mocosa... -Hablo Lisanna, Freed ignorando la forma cruel de hablar de Lisanna continuó hablando.

-Es un protocolo que se tiene que respetar, aunque sea obvio el resultado.

Natsu nervioso asintió con la cabeza y se dirigió a su cuarto, a su cuarto donde compartió tantas noches con Lisanna, sacudió su cabeza despejando esos pensamientos, él quería lo mejor para Nashi aun si tiene que separarse de una persona tan importante como lo es Lisanna... O al menos lo fue por un tiempo. 

Natsu se acercó a su pequeña y la movió con suavidad acercándose a su oído.

-Nashi... -Susurro Natsu al oído de Nashi, la tomó del hombro y la sucidio suavemente -Nashi, despierta linda.

Papa solteroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora