Capítulo 3

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"Albacea"

S.M Guzmán

"Así me gusta princesa, ese orgullo con el cual te crees importante. Ese que te hace merecedora de tu cochino apellido. Niégate una y mil veces a tus posibilidades que mientras más alto subas más bajo te haré llegar".

Mira cada dos segundos el teléfono, el reloj. Cualquier artefacto que le muestre la hora. El vacio en su estomago esta consumiéndola al igual que la angustia.

Francesca, esta sentada en el comedor aunque falta aún una hora para que se sirva el almuerzo se ha postrado a esperar por su padre.

La incertidumbre la castiga con severidad, no puede pensar en algo positivo porque el recuerdo de aquella noche se revive ante sus ojos como una imagen sub real.

Toma el vaso con agua entre sus manos al mismo tiempo que Piero entra en la habitación. Un escalofrió recorre desde el cuero cabelludo hasta la punta del dedo gordo. Pone el vaso nuevamente en la mesa fijando su vista en él.

El pecho se contrae lastimándola, sus facciones están serias y por el tiempo que lleva conociendo a su novio sabe que no es algo bueno.

── Francesca ── Nombra.

── ¡No! ── Interrumpe poniéndose en pie levantando sus manos en alto. No quiere escuchar lo que dirá, sabe a la perfección que se trata de su padre pero si no lo escucha nada pasara, ella podrá seguir esperándolo hasta que él se siente a la mesa junto a ella.

── Fran, tienes que escucharme ── Se acerca a ella pero la evade haciendo más amplia la distancia. Tiene la jodida esperanza que si no lo escucha lo que va ha decirle nada va ha pasar.

── ¡No! ¡No! ── Grita cubriendo los oídos con las manos ──. No quiero escucharte ── La voz se le rompe.

── Tienes que ser fuerte mi amor.

Ahoga los jadeos tratando de analizar las palabras de buscar un punto inquebrantable que le diga que esto es una broma muy mala, pero la sensación de que le falta todo se instala en ella.

── No de nuevo por favor. No de nuevo ── Le suplica a la vida en sollozos agonizantes.



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Pretende ser fuerte. De verdad lo intenta pero ya no tiene el control.

Su vida ha cambiado completamente en dos meses ¿Que pasa con las típicas historias cliché donde la niña rica tiene todo lo que quiere?
Suelta un grito frustrado. Quiere un solo abrazo, cambiaria todo el maldito dinero por un abrazo de sus padres.

Se acuesta en la cama de la habitación principal. Necesita sentir que están con ella de alguna manera. Como cuando se metía a media noche entre ellos dos por la lluvia y los truenos.

Se abraza ha la almohada del lado donde solía dormir su papá, se aferra ha su aroma, a la presencia que le grita que ellos aun están en esa habitación.

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Han transcurrido dos meses con exactitud. A contado cada segundo, minuto, hora y día que he pasado sin sus padres.

Se encuentra sentada en el despacho de la villa, frente al abogado de la empresa. Él le anuncia que esperan por alguien más, pero su concentración esta distante.

AlbaceaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora