Capítulo 15

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"Albacea"
S.M Guzmán


Las palabras de Francesca no solo lograron un efecto impactante en Gianna, quien se marchó retirando los papeles ya firmados y pronunciando un <feliz día> carente de algún sentimiento positivo.

No, no lo hicieron solo con ella. También lograron desequilibrar la poco estabilidad del hombre bajo su tacto, quien sintió el pulso retumbar detrás de sus orejas.

Le fue imposible contener sus emociones aún cuando era conciente que aquello se trato de una artimaña de la castaña para dejarle claro a Gianna, que era ella la esposa. Su esposa.

La saliva pereció de su boca y por primera vez en años se sintió débil ante una situación... Ante una persona.

Su mano viajo a la de Francesca, con toda la intención de retirarla pero el mero roce de sus dedos avivó la intensidad de su ritmo cardíaco. Cerró los ojos ante el brutal golpe de sus sentidos y la jalo con una violencia tremula hasta sentarla en su regazo.

Sus ojos grises se abrieron dispuestos a encontrar el rechazo de frente pero todo pensamiento equivoco se barrio al ver la expresión nerviosa de la mujer en sus piernas.

Y entonces paso.

Lo inevitable en ese instante, lo deseado por ambos aunque fuese casi imposible de creer.

Las distancias se acortaron y sus labios chocaron ansiosos de probarse, degustarse y absorverce.

Fuerte. Duro. Preciso.

Sus manos temblaban en el agarre de las muñecas de Francesca. Fue capaz de soltarla solo para divagar entre acariciarla o sostenerla de otra forma, las dejo tomar la decisión por si mismas y las presiono en la nuca de la muchacha.

Su corazón salto con fuerza cuando Francesca se aferró a su cabello como respuesta a su movimiento.

Un gemido inundó el ambiente y todo explotó.

La presiono más contra su cuerpo en la urgencia de apagar ese fuego creciente en sus venas, y ella volvió a hacerlo. A gemir suavemente rompiendo el beso justo en el momento que el celular de Matteo sonó.

Se puso en pie tan rápido como le fue permitíeron sus reflejos.

── Yo... Yo voy por un café ── Se aclaró la garganta alisando su cabello en el proceso ──. Le diré a Maure que... Que me acompañe. ── Volvió a toser y se encamino a la puerta sin esperar respuesta abandonando la oficina.

Un gruñido mitad rugido escapó de los labios de Matteo manifestando su frustración.

Su maldición se quedo a mitad de camino cuando las bisagras de la puerta rechinaron captando su atención. Gianna se reflejó en sus retinas con una hoja entre sus manos, y antes de que diese un paso más su voz pastosa la detuvo.

── Pon el seguro y ven aquí ── Fue una orden que ella cumplió rápidamente casi corrió hasta llegar donde él. ── Rápido ── Demando viéndola dejar el papel encima del escritorio para después hacerse paso hasta arrodillarse entre sus piernas.

Bajo el cierre de sus pantalones y ella jadeo gustosa antes de abalanzarse sobre él hasta engullir su miembro con fiereza.

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