16. Engañandome a mí mismo.

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-Lo siento, Louis -me disculpé agachando la cabeza como si pudiera verlo en verdad.

Me volví para regresar a mi cuarto, la punta del bastón se topó con la puerta que daba a mi cuarto y su extremo contrario me lastimó la palma de mano en mi intento de huida.

-De verdad, lo siento, Louis -susurré de otro lado de la puerta con la frente caliente pegada a su madera-, no sabía que estabas allí, pero descuida, no vi nada.

Hice un amago de risa al tiempo que intentaba quitar a toda costa la imagen de mi amigo en la bañera. Me resultaba difícil.

-No te preocupes, Hazz -intentó tranquilizarme el -. Veo que no tienes problemas con el bastón -agregó con una risita.

-De verdad, lo siento -repetí y en realidad lo que sentía era no lograr borrar su imagen sólo cubierto por espuma blanca en la tina que yo mismo había usado hacía unos minutos.

¡Malditos pensamientos!

Hubo silencio del otro lado por un buen rato, hasta que sentí que la madera contra mi frente desaparecía y el aroma a Louis me pegaba en la cara como bola de demolición.

-De verdad, Hazz...-dijo y la sentí sólo a cinco centímetros de mí, hacia abajo-, no hay de qué preocuparse, no sabías que estaba bañándome y estabas investigando -guardé silencio mientras el rubor subía otra vez a mis mejillas-, además, como dijiste, no viste nada. Así que entre nosotros... sigo siendo yo el violador visual, ¿no crees?

El rió tentando a mis barreras. Por mi parte, sólo pude sonreír.

-Ahora, si me permites, en un minuto estoy contigo.

Tocó mi mano por un segundo y la fragancia floral se fue con ella.

Me derrumbé alucinado en mi cama con un brazo cruzándome la frente.

Cada día, cada hora, cada minuto se me hacía más difícil ignorarlo. Una parte de mí siempre quería abrazarlo, sólo abrazarlo inocentemente, sin dobles intenciones ni malos pensamientos, y entonces me lo topo en el baño.

Es verdad que no había visto nada, pero sin que el lo supiera yo me había hecho una imagen suya en mi mente y era esa imagen la que unía con sus acciones, así me la imaginaba preparándome el desayuno o leyéndome, irremediablemente mi cabeza recreó el incidente del baño con el Louis que había dibujado.

Estaba mal que lo sintiera de esa manera...

Estaba mal que lo sintiera. Punto.

No importaba cómo, el siempre terminaba colándose entre mis pensamientos, inundándolo todo. Y yo que había dicho que jamás volvería a enamorarme. ¡Qué iluso!

Como si simplemente pudiera decidir cuándo enamorarme y sin tener en cuenta de que al parecer era el enemigo número uno del destino y sobre todo su blanco favorito para practicar tiro.

-Estoy listo -avisó el y me puse de pie, aún nervioso.

El paseo fue igual al de todos los días, la tarde solía estar preciosa por lo que la aprovechábamos para leer algún que otro libro en la plaza. Seguía sintiéndome incómodo, pero intenté por todos los medios mantener la tranquilidad, al menos en apariencia.

El guardó silencio gran parte del camino, sólo hablaba para darme alguna que otra indicación ya que resulté ser bueno con el bastón.

Me sentía muy mal, porque de esa manera, tan callada, tan tranquila sentía con más intensidad que me alejaba de el cuando lo que quería en realidad era tenerlo conmigo.

-¿Te gustaría conocer un lugar? -dijo de la nada posando su mano sobre la mía. La calle a nuestros lados no era tan ruidosa como venía siendo en gran parte del trayecto.

LUZ DE MEDIANOCHE [Larry Stylinson] {Adaptación} TERMINADAWhere stories live. Discover now